La leyenda del siete indomable

13.12.2016 17:00 de David Marcos Twitter:    ver lecturas
La leyenda del siete indomable
© foto de David Marcos

El pasado lunes se dio a conocer el flamante ganador del Balón de Oro 2016. Aunque era más que evidente, Cristiano logró su cuarto trofeo tras un año sensacional tanto con el Madrid como con Portugal. Por mucho que se estuviese vendiendo la burra estos últimos meses, la verdad es que sería de escándalo no ver al luso recibimiento el máximo trofeo individual habiendo logrado la Undécima con el Madrid y poco más de un mes después, la Eurocopa con Portugal.

Aunque este galardón premia solo un año, no hay que olvidar la carrera que ha tenido Cristiano desde que pisó por primera vez en el Santiago Bernabéu en aquella multitudinaria presentación. Ha batido todos los récords habidos y por haber. Se ha proclamado dos veces campeón de Europa, siendo decisivo en ambas. También campeón del mundo, título que espera reconquistar esta misma semana en Japón, donde es un auténtico ídolo de masas. Se ha enfrentado, y ganado, contra el que dicen que es el mejor Barça de la historia. En estos momentos, está luchando contra él mismo, pues no le queda prácticamente nada que superar. 

Es cierto que su comienzo de temporada no ha sido el esperado. La lesión en la final de la Eurocopa y la falta de pretemporada ha provocado que el luso no tuviese una preparación adecuada, algo que se ha visto en sus primeros partidos. Sin embargo, con el paso de las semanas ha vuelto ese jugador decisivo capaz de silenciar el Calderón con un hat-trick. El mejor Cristiano está de vuelta. Y además coincide con un Real Madrid que acumula 35 partidos sin perder. Ahora toca cerrar el 2016 coronando a su equipo como mejor del mundo, algo de lo que puede presumir a título individual. 

David Marcos
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David Marcos
Conmigo quién quiera, contra mí quién pueda". Un día me hice seguidor del Real Madrid y desde entonces he disfrutado de pasillos, carreras eternas hasta el banquillo para celebrar un gol o voleas gloriosas. Sin embargo, siempre queda en el tintero todo aquello que el tiempo no te ha dejado disfrutar. Por los que se fueron, que no volverán, pero jamás se marcharán.