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FINAL | Real Madrid 78-87 FC Barcelona: mejorar, y mucho, como propósito para 2023

de Iván del Dedo

¡Final en el WiZink Center! Un nuevo año, solo unos días después de la derrota en Vitoria en Euroliga y la victoria en Bilbao en Liga Endesa, pero un nuevo dígito. 2023 ha traído consigo, quizá, el mejor partido de baloncesto que se puede ver a nivel europeo. El Real Madrid de baloncesto, con las bajas de Rudy y Hanga, ha recibido en un Palacio a rebosar al Barça.

Los Clásicos hay que empezarlos bien y, todo lo contrario, el conjunto blanco no ha podido empezarlo peor. Los de Chus Mateo han encajado una canasta por un mal ajuste defensivo y ha cometido una pérdida en el saque de fondo para otros dos puntos de los culés. Por suerte para el conjunto madridista, un gran Tavares, anotando en la pintura ante las constantes faltas, aparentemente invisibles, del Barça ha detenido la velocidad blaugrana, que ha tenido un gran acierto con muchos tiros liberados. Los blancos, por su parte, no han tenido apenas fluidez ante una defensa muy férrea rival. Pero cuando más pesan las manos, Yabusele ha prendido la mecha de un Palacio que, cuando se enciende, vibra y sueña. Y con él, los merengues. Los de Jasikevicius le han echado agua y han calmado el alud blanco, pero de nuevo Yabusele y Musa han echado gasolina al incendio avivado en las gradas.

El segundo cuarto ha empezado más frío, con los ánimos más calmados y un Barça que no ha detenido su ritmo atacante frente a un Madrid demasiado pausado, con bastantes errores de cara al aro y pocas ideas para abrir la defensa culé, con generosas y constantes ayudas para hacer 2vs1 en todas las zonas del campo. Y un marcaje individual a Musa fruto de la gran aportación ofensiva del madridista, que cada vez que ha pisado la cancha, ha tenido encima a Satoranksy, utilizado por ‘Saras’ solo para defender al bosnio. Ha bajado la anotación después del inicio anotador, con el Madrid subiendo el nivel defensivo. Eso sí, los de Mateo no han sabido cerrar el rebote en la primera parte y han dejado demasiadas segundas jugadas a los de la Ciudad Condal, que no se han ido al descanso por delante por el de siempre. Pasarán los años y no cambiarán. La vida siempre, siempre, siempre seguirá igual. Dos palabras solo. Un jugador. Más de dos décadas después, otro número 23. Sergio Llull ha vuelto a agitar su varita mágica, ha mirado al marcador, ha visto que iba a sonar la bocina, ha echado un vistazo a la grada –expectante– y ha metido un triple, desequilibrado y con un marcaje doble, desde el centro del campo, para poner al Madrid por delante. Es único.

Tras el descanso, el Barça, de forma silenciosa, se ha vuelto a hacer con el control del partido y se ha vuelto a poner por delante. Por suerte para los blancos, el acierto ha bajado y el cierre de los rebotes blancos ha mejorado, por lo que los culés no se han distanciado en el luminoso. Y dos triples brillantes de Musa y Williams-Goss, más un tapón brillante de Tavares, han vuelto a poner al Madrid arriba y a calentar a un Palacio al que le hace falta más bien poco. Pero con el partido cerrado, ya se encargan los colegiados de ir minando a los blancos poco a poco, con faltas continuas del Barça debajo del aro a Tavares y Poirier que no son señaladas. ¿Por qué? Es un misterio. Pero el propósito lo han logrado y los visitantes han terminado el cuarto por todo lo alto.

El último asalto, al que el Madrid ha entrado 5 puntos abajo, ha vuelto a ser el mismo chicle del resto del partido. El Madrid sube el ritmo, iguala el partido, la grada echa humo y el Barça vuelve a tomar distancia por la diferencia en los rebotes y los puntos de segunda oportunidad. Los de Chus Mateo tienen que mejorar esa sangría, porque a falta de 6 minutos la diferencia en los puntos de segunda opción –e incluso tercera– era de +11 para el Barça. Esa continua brecha que no ha parado de sangrar también ha perjudicado a los madridistas en la ofensiva, con poca fluidez, sin ideas y sin encontrar al hombre liberado. En cambio, los blaugranas han machacado hasta la saciedad la esquina izquierda de su ataque, hallando hombres libres siempre, así como el pick and roll central con el base, casi siempre Laprovittola, entrando solo. El primer partido del nuevo año para los merengues evidencia los errores del pasado y deja algo muy claro para las próximas semanas: Chus Mateo tiene que cambiar muchas cosas. Y el arbitraje nacional, también. Además de los notables errores, casi siempre favoreciendo al mismo lado, los colegiados han llevado el partido a más de dos horas de juego por la ineficacia en las decisiones y en las revisiones. 

El siguiente encuentro del Real Madrid de baloncesto se disputará el próximo viernes 6 de enero ante el Maccabi Tel Aviv en Euroliga. Se jugará a las 20:45 horas.


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