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La batalla de San Quintín

de Alejandro López

En 1557, el ejercito español decidía invadir Francia tras el intento de esta de ocupar territorios españoles en el extranjero. España, entonces, decidió atacar, produciéndose así una de las batallas más míticas en la historia de ambos países. Hoy, en un campo de batalla completamente distinto, las escuadras de España y Francia pugnarán por un puesto en la batalla final por el trono del baloncesto europeo.

Tras la perfecta imagen dada por el combinado español en su duelo ante Serbia, la ilusión de la plantilla se ha incrementado notablemente. Contra el equipo balcánico, la aportación de la segunda unidad fue vital. Sergio Rodríguez, Llull y Claver demostraron que pueden coger parte de la responsabilidad con la que Rudy y Marc cargan habitualmente. Los puntos de los menos habituales serán imprescindibles ante un plantel galo que posee también una larga plantilla.

Pero si de algo se tendrá que preocupar España, será de la defensa. Parar a Tony Parker parece misión imposible, y no debe obcecarse en eso la selección. Si defienden bien al base de los Spurs y se centran también en Batum, Ajinca o Diaw -tarea para Rudy, Marc y Claver-, el base NBA no podrá desarrollar todo su esplendor en el parqué.

Las individualidades decantarán la balanza

La clave, sin duda alguna, estará en los duelos individuales, y quien se imponga en estos pondrá pie y medio en la final. Tras España, Francia posee el mejor quinteto titular del campeonato. Un quinteto que, hombre a hombre, no es mejor que el español, aunque si igualado. Parker, Gelabale, Batum, Diaw y Ajinca conforman el quinteto en el que Vincent Collet deposita su entera confianza. Pero también en el banquillo cuenta con hombres importantes como Pietrus, De Colo o Heurtel.

España responderá con Ricky, Calderón, Rudy, Claver y Marc, secundados por Sergio Rodríguez, Llull, Pablo Aguilar y un atinado San Emeterio. Dos plantillas muy similares las de ambos equipos, que transformará el duelo en un partido a puntos, puesto por puesto.

En el siglo XVI, Felipe II se arrepintió de no acudir a la batalla de San Quintín, ya que esta fue un éxito para los españoles. Mismo final es el que se espera hoy en Liubliana, con España entrando por la puerta grande en la final del Eurobasket de Eslovenia y con el Comandante Marc liderando un ejército que sigue creyendo, y ha hecho creer más aún, en el #juntospodemos.

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