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Real Madrid 96-85 Barcelona: la Copa y el show fue blanco

de Diego Rivero Mosqueda
Real Madrid de baloncesto

El primer cuarto comenzó con varias imprecisiones por parte del Real Madrid, especialmente en el ataque, mientras que el Barcelona se mostró más seguro. Eso sí, Dzanan Musa inauguró el marcador con un buen triple. De hecho, los blancos se aplicaron en el ecuador del cuarto, y se llevaron el primer parcial positivo, aunque la velocidad de los culés en el cierre del rebote y el movimiento de bola les supuso dificultades. No duró mucho, ya que Jabati Parker completo un partido ideal en ataque. La ventaja final de periodo vino gracias a un muy buen triple de Facundo Campazzo antes de finalizar la posesión, aunque el encuentro fue un ida y vuelta constante, aunque no lo supieron aprovechar del todo los madridistas.

Ya en el segundo cuarto, el parcial de los culés fue arrollador, sobre todo gracias a los tiros exteriores muy bien seleccionados. Asimismo, el Real Madrid no estuvo del todo acertado en sus posesiones. La entrada de Sergio Llull dotó de una electricidad altísimo al ataque de los de Chus Mateo, y gracias a Hezonja, la amenaza subió un par de niveles. De todas formas, el partido estuvo muy igualado. De hecho, el croata encestó un triple clave para parar la sangría de los visitantes y aportar un balón de oxígeno importante. No sólo eso, sino que Vincent Poirier se sumó a la fiesta con un mate y libre adicional ara congelar el partido.

Tras el paso por vestuarios, el Real Madrid se puso las pilas y la ofensiva subió un par de escalones. Asimismo, se pusieron por delante brevemente gracias al buen hacer de Campazzo, pero el partido volvió al empate total. Eso sí, las continuas faltas hicieron acto de presencia y el ritmo de partido lo adoleció. Con numerosas alternancias en el marcador y un sistema en ataque más desordenado, los blancos se perdieron continuamente en el marcador, y no consiguieron imponer su calidad. Para los últimos diez minutos volvió a ser el mismo guion de siempre, y se quedó todo por decidir para el cuarto cuarto, aunque la mínima ventaja era clave para afrontarlo de forma más positiva.

Los últimos diez minutos comenzaron de forma positiva, con buenas circulaciones de balón y claridad en ataque, pero la defensa dejó mucho que desear. Aún así, Guerschon Yabusele se encargó de sumarse a la anotación con muy buenas acciones que se transformaron en un 9-2 de parcial a falta de siete minutos. La ofensiva del Real Madrid, aun así, bajó el ritmo debido a la eficacia tan baja en los tiros. Campazzo fue quien más se echó a la espalda al equipo, y con una buena interpretación de los espacios en cancha y varias bandejas en solitario, aunque no fue suficiente para cerrar el encuentro. Y llegaron los diez de ventaja para congelar del todo la contienda, aunque todavía quedaba mucho para poder llevarse esta Copa del Rey. Y así se ganó la vigésimo novena del club blanco, esta vez ante el máximo rival en un encuentro que no se decidió hasta el final.


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