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Omar se hace con los mandos del Castilla

de Pablo Pérez

Omar Mascarell aterrizó en 'La Fábrica' en el año 2010 de la mano de Sixto Alfonso para enrolarse en la disciplina del Juvenil A. El tinerfeño completaría un año en el máximo juvenil blanco, donde ya dejó patentes sus dotes de mando para elaborar juego y su inteligencia y colocación táctica para ser capaz de destruir a la vez.

Este gran año no pasó desapercibido para el que sigue siendo su técnico en el Castilla, Alberto Toril. El cordobés decidió incorporar al centrocampista a la disciplina del primer filial solo un año después de su llegada a la cantera madridista. Y desde entonces, Omar no ha dejado de crecer, alternando su presencia en el Casilla con el 'C' para este año convertirse en el auténtico jefe de la sala de máquinas castillista. Su progreso está siendo enorme y aún tiene más margen de crecimiento.

Inicio con dudas para hacerse indiscutible

El inicio de la presente temporada no fue del todo cómodo para Omar. Hay que recordar que el tinerfeño alternó ambos filiales el año pasado y el salto definitivo a un Castilla en el que asumía una gran responsabilidad no fue nada sencillo. Por ello, sus primeros partidos dejaron mucho que desear y no terminaron de gustar a Toril, que intentó buscar alternativas.

Sin embargo, con el paso de los partidos Omar fue cogiendo esa madurez y tablas necesarias para que rivales veteranos no le pasaran por encima encuentro tras encuentro. Así, el canterano blanco se asentó con José Rodríguez, haciéndose rápidamente un jugador clave e indiscutible para el filial.

Y así lo reflejan sus números. Hasta la jornada cinco, Omar no completó los 90 minutos de ningún encuentro, en los que o bien era sustituido o bien entraba desde el banquillo. Algo que ha cambiado hasta tal punto que el canario no se ha perdido ni un solo minuto desde la sexta jornada del campeonato, sumando un total de 973 minutos que le llevan a ser el mediocentro con más participación y el sexto jugador con más minutos.

Elabora y destruye a partes iguales

Y es que el crecimiento que ha experimentado Omar en apenas trece partidos ha sido abismal. De aquel jugador dubitativo a la hora de construir y que se veía sobrepasado en la contención no queda ni rastro. Ahora, el jefe del Castilla es el encargado de poner en marcha la sala de máquinas sacando el balón jugado desde atrás a la perfección, ya sea en corto o en largo, o combinando con la mediapunta o las bandas.

En cuanto a la hora de bajarse al barro y trabajar, es siempre de los primeros. Su enorme capacidad de sacrificio unido a la experiencia y empaque adquirido le convierten en un jugador con una gran capacidad de destruir y un gran escudero para cualquier zaga. Hoy por hoy, es el líder de un centro del campo en el que pocos están tan en forma como él.

Partidazo frente al Alavés

Un gran estado de forma que corroboró en el pasado partido frente al Alavés, en el que Toril confió a él solo la medular blanca. Y no se equivocó. Omar fue de lo mejor de un partido en el que fue capaz de sobreponerse por sí solo a un centro del campo veterano y más poblado como era el albiazul.

Además, volvió a demostrar la enorme confianza que tiene al asumir la responsabilidad de lanzar el penalti que daría a la postre los tres puntos al equipo. Un penalti que tiró a lo Panenka sin titubear ni un solo momento y que le convierte en el máximo artillero del equipo con tres dianas -todas desde los 11 metros-. Todo ello, toda su progresión y su estado actual le han valido los elogios de un Toril que ya ha encontrado a su nuevo jefe en el campo.


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