Un mes de vértigo
El Real Madrid Castilla ha dado un salto de calidad tremendo tras la llegada de Manolo Díaz, sin emabargo a pesar de sumar 17 puntos de 27 posibles no han logrado abandonar la última plaza de la clasificación. Contra el Alcorcón, los blancos obtuvieron tres puntos de mucho mérito. Una victoria que ha de servir al filial como impulso antes de enfrentarse a Hércules, Mirandés y Barcelona B, tres rivales directos ppr evitar el descenso.
No tiene muy complicado el filial blanco mejorar los resultados que obtuvieron en la primera vuelta frente a estos conjuntos. Tres derrotas fue lo que obtuvo el entonces equipo de Toril frente a estos equipos -2-0, 2-1 y 1-0-. Unos resultados que metían a los merengues en una crisis que duraría nueve partidos más, con la abultada derrota por 6-0 ante el Eibar como punto de inflexión.
El cielo o el infierno
En aquel momento la situación era muy distinta a la que a día de hoy viven los madridistas. Aquel equipo estaba sumergido en una crisis de identidad notable, a lo que sumaba la mala suerte constante que se cebó con sus delanteros que apenas veían puerta. A día de hoy todo eso es pasado.
El equipo merengue ha encontrado un rumbo que seguir para lo que resta de temporada. Ha reducido la distancia con la zona de permanencia a tan solo cuatro puntos, que pueden ser menos o ninguno si logra triunfar en los tres siguientes encuentros. De la mano de Mascarell, Lucas y José Rodríguez el juego blanco rebosa frescura y buen hacer y esto será vital en un febrero de puro vértigo.
A principios de marzo puede quedar claro las opciones de los blancos para salvar la categoría. Nueve puntos en juego en las próximas tres jornadas que pueden hacer soñar a un Castilla que ha vuelto a la senda de la victoria, o en cambio pueden ser la peor pesadilla para el filial madridista.