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Colorín colorado, el Real Madrid de Zinedine Zidane ha terminado

de David González

Setecientos cincuenta y un día ha pasado desde que Zinedine Zidane llenará de ilusión al madridismo. El francés firmaba con el Real Madrid para hacer olvidar las penurias de Rafa Benítez (segundo en Liga y clasificado como primero en la Champions), las goleadas venían solas y al equipo se le notaba alegre, recortando puntos al Barça hasta jugarse la Liga, que estaba perdida en febrero, en la última jornada. Acabó con los gafes y levantó la Undécima Copa de Europa para el Real Madrid.

La siguiente temporada, como si de una rampa se tratase, el Madrid ganaba por inercia, sin ningún tipo de juego, Sergio Ramos anotaba los goles de casualidad en los minutos finales para esconder las malas formas del Real Madrid. Los de Zidane ganaban y ganaban. Hacían historia. Centraban y anotaban, los rivales se mostraban impotentes. Da igual el minuto que fuera el Madrid iba a ganar y ganaba. Así, conquistó el 'doblete' histórico', hasta que llegó verano. Dichoso verano, el calor hizo emigrar a varios de los jugadores que aportaban ilusión al equipo. A pesar de las huídas, los últimos metros de la rampa arrollaron al Barça y escondieron las lágrimas al hacerse supercampeones. Cuatro meses después ese equipo desapareció.

Con un plan A mísero,  los laterales en baja forma, un centro del campo desaparecido y delanteros más preocupados del futuro que de la portería rival, y un B inexistente. Zidane vio el bajón del equipo en Septiembre, la flor había desaparecido, Ramos no estaba y el juego seguía sin aparecer. Los goles que entraban, ahora ni se creaban. El Santiago Berrnabéu, un campo maldito para el Real Madrid y ¿Zidane? Zidane seguía sin dar con la tecla.

Llegó Diciembre, con la Liga difícil, pero no imposible el Madrid creyó y se convirtieron en los mejores del mundo. Pero, una semana después, llegó Messi y despertó al equipo de los récords. Dos años y veinte días más tarde, el Madrid de Zinedine Zidane ha terminado, en el Bernabéu y contra un rival inferior, el Madrid vuelve a avergonzar y Zidane siguió sin dar con la tecla. Con los jugadores renovados y en año de Mundial, las preferencias son otras, los de Zidane han dejado de representar al madridismo, ese que sufre por un escudo, que como dijo Santiago Bernabéu: "Se puede manchar de sangre, sudor y barro, pero nunca de verguenza". Hasta que el Real vuelva, que volverá, el Madrid de Zinedine ha terminado.


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