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Cristiano Ronaldo ha vuelto, su reconversión es un hecho

de Adrián Blanco

El pasado 5 de febrero Cristiano Ronaldo sopló 32 velas en su tarta de cumpleaños. A título profesional, el futbolista portugués completó un 2016 para el recuerdo entre Champions, Eurocopa, Mundialito, Balón de Oro y otras tantas distinciones individuales entre otorgadas por la FIFA, la UEFA y los medios. Sin embargo, si uno ponía la lupa sobre su fútbol, éste parecía ser una luz intermitente. Su incidencia en el juego del Real Madrid había entrado en decadencia. Y su gestualidad sobre el campo no discutía lo contrario. Lento, casi apartado, incluso más fallón de lo que la lógica podía resolver. El luso atravesaba por un mal momento, al margen de los smokings y los discursos programados. Los más escépticos, incluso, llegaron a asegurar que este bache podría terminar de condenar al ‘7’ del Real Madrid. Que jamás volvería a ser el de antes. Pues éste, además, coincidía con el peor momento del equipo blanco en el presente curso. Cuando, de esto no hace tanto, el Sevilla arruinó la racha y el Celta apeó a los de Zidane de la Copa del Rey.

Sin embargo, Cristiano Ronaldo es el Real Madrid. En el sentido más amplio de la palabra. Desde hace ya tiempo, concretamente los 8 años que el portugués lleva vistiendo de blanco, el momento del equipo suele ser un reflejo de su delantero. Y viceversa. Aunque Zidane no hace muchas semanas reconociera que donde más cómodo se sigue sintiendo su atacante es en la banda izquierda (donde ayer brilló Gareth Bale en su regreso), lo cierto es que el luso ha terminado por encontrar su sitio jugando por dentro. No como rematador, como los más conservadores se animaron a prever, sino para hacer jugar al resto.

Dio indicios de ello ante Osasuna, lo enseñó ante el Nápoles y lo mismo reafirmó este sábado ante la visita del Espanyol. Cristiano Ronaldo está de vuelta. No como antes, pues nada le podrá devolver su velocidad ni regate de antaño -lo que le hizo destacar como un extremo tanto en el Manchester United como en Portugal-, pero su empeño y determinación siguen siendo los mismos. Ahora, en una posición más centrada, con Benzema (contra los italianos) y también con Bale (frente al equipo catalán), Cristiano ya ha dado muestras de una evolución completa. Se le nota cómodo. Y aunque, por increíble que parezca, no haya intentado ni un solo disparo a puerta en sus últimos 180 minutos disputados, de profesión sigue siendo el mismo para tranquilidad del madridismo; pues se sigue cabreando si, a su parecer, no le señalan un penalti a favor en el último minuto con dos a cero para los suyos. Su nuevo fútbol, más profundo y participativo es, en definitiva, más inteligente en referencia al contexto (personal y colectivo).


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