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Cuando endiosas a un jugador...

de Diego Fuentes

Isco volvió a protagonizar una escena controvertida en el Real Madrid. La vida del malagueño en el conjunto blanco dio un giro brusco de 180 grados con la destitución de Lopetegui y la jura del cargo por parte de Solari. Desde ese momento, su protagonismo se ha visto relegado a un segundo plano hasta el punto de aglutinar tan solo dos titularidades en diez partidos con el técnico de Rosario (la vuelta ante el Melilla y ayer contra el CSKA).

El de Arroyo de la Miel, tan defendido, aplaudido y vitoreado históricamente por el graderío madridista, se encontró ayer con unos pitos que encajó con frustración tras gestionar mal un contraataque franco para los blancos. El público del Bernabéu paga una cuota por ver jugar a su equipo, por lo que sería inadmisible coartarles su libertad de expresión. Esto muchos jugadores no lo entienden. Desde su burbuja, viven en una nube idílica, paradisíaca en la que no hay lugar a las críticas. Todo son elogios, halagos y palmaditas en la espalda allá por donde pasan.

Pero en la vida real, cuando haces un mal partido o no estás en buena forma la gente tiene derecho a hacértelo saber. El jugador del Madrid se debe a su público y ayer Isco se equivocó, porque cuando acostumbras a un jugador a decirle que todo está bien, mañana se volverá en tu contra.


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