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Courtois, Odegaard y unos test inespecíficos

de Diego Fuentes

Recientemente, dos jugadores del Real Madrid no han estado afectados por el SARS-CoV-2, pero sí por la polémica que salpica a sus test de diagnóstico desde que comenzó el circo y la parafernalia de la pandemia del miedo. Courtois y Odegaard habían dado positivo en una de las pruebas y en la siguiente, el resultado arrojó un negativo, lo que se convirtió en sendos falsos positivos, como también lo son otros tantos del atrezo que mantienen el discurso.

Las pruebas PCR, como bien han sostenido disidentes censurados desde el estallido de la tormenta en el mes de marzo, son inespecíficas para el SARS-CoV-2. Entre otras cosas, porque secuencian todo tipo de genoma y en su ampliación no distinguen de un catarro común, la gripe o el presunto coronavirus. Se trata de un mensaje difundido por la plataforma Médicos por la Verdad, entre otros. Algunos de sus integrantes, como la Dra. Natalia Prego Cancelo o Ángel Ruiz Valdepeñas, perdieron su empleo por no plegarse a la versión oficial, y, al igual que otros como la Dra. Mª José Martínez Albarracín, han sido vilipendiados y perseguidos en lugar de enfrentados desde el conocimiento y el argumento. Ahora bien, si en base a pruebas que en un alto porcentaje reflejan falsos resultados, el enfermo no es el paciente, sino el test y quienes dan luz verde a su uso indiscriminado aunque selectivo, porque al parecer 'el bicho' entiende de fronteras.

Asistiendo a este tipo de noticias, en las que se nos cuenta con total complacencia que futbolistas están hoy contagiados y mañana no, la población debería reflexionar y dudar sobre los datos con los que la prensa les bombardea cada día y que justifican medidas represoras. Si los test fallan, no hay tantos positivos como dicen ni lugar a confinamientos forzosos y mordazas en nariz y boca. Otra que tiene tela, y nunca mejor dicho. En una era en la que le han obligado a fumar a todo el mundo o aún peor, la mascarilla está cuestionada por los efectos adversos que nacerán de ser rumiantes con el aire impuro que sabiamente desecha nuestro organismo. Si quien se sale de la línea es castigado, acosado y extraditado, la democracia de la que tanto se vanaglorian muchos es otra de las tropelías lingüísticas de nuestros días, como el comité de expertos que nunca existió y un largo etcétera que daría para varios libros. En la era con mayor acceso a la información, el desconocimiento es cada vez mayor. Con salvedades o no, las tendencias alternativas existen y hay que reivindicarlas, más aún cuando su retorcido juego de la verborrea le tache a uno ya no de "antisistema", sino de "negacionista".


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