La Selección abre otro frente en la crisis del Barcelona
La Ciudad Condal exhaló alivio hace unos días cuando Messi, sin más remedio, comunicó que continuaría al menos otra temporada en el F.C. Barcelona. El argentino originó un seísmo en el ya de por sí mermado epicentro del club azulgrana, y aunque la cortina de humo queda sofocada al menos temporalmente, los culés continúan con su zozobra tras una campaña en blanco y el hilarante 2-8 ante el Bayern.
Con toda esta ola de desgracias, ayer el Barça vio la luz con el partido de España. 'La Roja' no tuvo rival en el Di Stéfano y vapuleó a Ucrania por 4-0, un envite en el que Ansu Fati se llevó todos los focos. Con solo 17 años, el extremo blaugrana se convirtió en el internacional más joven en anotar un gol para la Selección, una facturación bellísima al palo largo que evidenció una madurez futbolística a raudales y que supuso la guinda de una exhibición por la banda izquierda, donde antes había provocado el penalti que supuso el origen del primer tanto. Con contrato hasta 2022 y una cláusula de 170 millones, en el Camp Nou deberán remangarse y cuajar una gestión impoluta si quieren garantizarse a su máxima perla. Su futuro prometedor le pone en la mira de toda Europa y ahora su representante es Jorge Mendes, quien conociendo la situación actual por la que atraviesa el escuadrón barcelonés y la tajada en forma de plusvalía que puede obtener con un buen traspaso, juega un papel preponderante. Wijnaldum y Depay suenan como posibles refuerzos en Despí y está por ver el rol del bisoño con Ronald Koeman, otra patata caliente que necesita una respuesta rápida. Y a todo esto, Florentino asistió con atención en el palco al despliegue de un jugador que cumple con el modelo ideal de fichajes del Real Madrid: joven, bueno, con un mañana más que alentador y una ofensiva que podría significar la estocada definitiva al eterno rival.