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La primera y la segundad unidad dejan paso a la cara A y la cara B

de Pascual Claramonte

Mucho se ha debatido sobre los titulares y los suplentes del Real Madrid en los últimos tiempos. Durante la temporada anterior, parte de los menos habituales aporreaban la puerta de la titularidad con sus actuaciones. Una campaña más tarde hay jugadores que, para algunos, no merecen estar ni siquiera en la primera plantilla. Algo se ha hecho mal, empezando por la planificación deportiva y culminado por una gestión de Zidane que ha terminado por provocar que la brecha entre la primera y la segundad unidad aumente con el paso del tiempo.

La delicada situación actual, acentuada tras el empate ante el Levante, hace que el debate sea otro. En un mismo partido pudimos ver dos caras bien distintas de un mismo equipo. El primer tiempo en el ‘Ciutat de València’ hacía presagiar un desenlace bien distinto a lo acontecido finalmente.  Abres el marcador y te encuentras cómodo sobre el verde, las buenas sensaciones recogidas en Mestalla parecían permanecer en el equipo.

Los blancos se diluyeron a medida que avanzaba el encuentro. De más a menos, algo que se repite una y otra vez. ¿Falta de atención? ¿Exceso de confianza? ¿Bajón físico? Es complicado de diagnosticar, pero resulta evidente que el Madrid sufre en las segundas mitades si no consigue cerrar previamente el encuentro.

No hay continuidad en el juego, parece imposible ser regular en un mismo encuentro. Los de Zizou no consiguen realizar un partido redondo. Dos caras diferenciadas y el PSG a la vuelta de la esquina. Momento de reflexionar para mejorar.


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