Los grandes llaman a la puerta y el Madrid lo tiene en la banqueta. Se avecina verano convulso
Antonio Conte, un hombre que recuperó un sistema. Mató a España en la Eurocopa, no con mejores hombres pero sí con mejores ideas. Llevó consigo de Italia a Inglaterra, sus técnicas, para convertir al Chelsea en campeón. Un fútbol atractivo, sin miedo y sin frenos, directo. Y el entrenador concienciado en que Morata debe ser la referencia de su sistema en punta de ataque. ¿Cuánto de bueno es Morata para los ojos de los demás?
Esa galopada en el Allianz vestido de bianconero, el gol que impidió al Madrid de que ahora estuviéramos hablando de su casi cuarta final consecutiva en la UEFA Champions League. Buffon lo decía hace unos días: "Si se hubiera quedado en la Juventus sería el mejor de los nuestros". Todos saben de la importancia de Morata menos en su propia casa.
Álvaro es el hombre referencia de la segunda unidad. Sabiendo que es el nueve y por ende, el más adelantado. Sus movimientos se traducen en generador de espacios. Inquieto, anárquico y complementario. Benzema tiene aroma con Europa, es el niño mimado del presidente. Una de sus joyas en aquella revolución. Pero los números dicen todo lo contrario. Morata con 20 goles es el segundo máximo goleador de los blancos. Supera a Benzema. Y sino hubiera gol, sabes que Morata lo dejará todo por agradar y responder al nivel que se exige. Benzema está más 'ligero' pero muchas oportunidades se han escapado por el desfiladero con una actitud pasiva. Los pitos del Bernabéu son una señal, las ofertas de los grandes de Inglaterra, una realidad. La decisión de Zidane, el destino de Morata.