.

Marco Asensio, juventud divino tesoro

de Diego Fuentes

Lejos queda aquel frenesí mallorquín con el que fue encandilado una considerable cifra del respetable blanco. Encerrado en el último rincón del desván de la memoria del aficionado sobrevive el exjugador del Mallorca tras un pistoletazo de salida en la presente campaña que no ha conseguido ser del todo reparador. Como tampoco lo han sido sus últimas y desafortunadas declaraciones, en las que achacaba a su juventud e inexperiencia para depurar responsabilidades de la última crisis madridista. Para colmo, Sergio Ramos puso el colofón asegurando que "a los jóvenes hay que dejarles disfrutar".

¿Se imaginan que un novel albañil pronuncia esas palabras en su primer día de trabajo? Con total seguridad sería despedido, con un salario hilarante en comparación con el que percibe Marco Asensio en su aventura de blanco. El fútbol es un deporte de equipo, por lo que todos y cada uno de los integrantes de la plantilla de un club son los máximos responsables de todo lo concerniente a la institución.

Cuando afloran demasiadas expectativas en torno a la figura de un deportista, frecuentemente se suceden escenas de esta índole. La prensa ha sido connivente al adjudicar la etiqueta de 'Balón de Oro' al jugador, tal y como en su día sucedió con Jesé. Compañeros como Lucas Vázquez o rostros relevantes dentro del mundo del balompié como el entrenador de la Roma Eusebio Di Francesco han refrendado la creencia de pelota dorada para el atacante. Sin obviar la gran cota de responsabilidad que emana del propio jugador, pues con sensatez y honestidad no digieres un mensaje tan equívoco a tan corta edad. El balear, que cuando convierte alguno de sus magistrales goles, pellizca su camiseta a la altura de la clavícula reivindicando su figura, pero que en los momentos de pico y pala, echa balones fuera, y nunca mejor dicho.

Marco Asensio, un jugador muy precoz al que le queda todo por demostrar y sobre el que se ha bombardeado con la máxima de que tendrían que condecorarlo como el mejor jugador del mundo, ha sacado los pies del tiesto haciéndose un flaco favor. Juventud divino tesoro, pero a esa edad, lejos de ser niños, ya adquirimos responsabilidades. Quizá esté viviendo un sueño, el sueño de la burbuja que todos los aficionados al deporte consienten y sobre el que han de reflexionar si no queremos caer en la tentación de que tantas y tantas declaraciones como esta se conviertan en una insufrible rutina, como la del despertador de cada mañana.


Otras noticias
PUBBLICITÀ