Zidane tropieza una y otra vez con la misma piedra
El Madrid ganó con mucho sufrimiento al Levante en el Santiago Bernabéu. Tres puntos vitales, que en un primer tiempo parecían más que asegurados, pero que en el segundo ya no lo eran tanto. El único motivo fue Zidane y su decisión de quitar a Casemiro. El mediocentro defensivo brasileño no tiene un recambio natural y eso el equipo lo sabe... menos Zidane. El francés enloqueció y partió al equipo –tal y como lo hizo en el partido contra el Valladolid– sin saber por qué. No había motivos para quitar a la figura clave que arma al equipo en defensa y ayuda a ordenar a los zagueros. Además decidió sacar a Ramos del campo para meter a un Militao, que podría haber jugado en el lateral derecho, puesto que Carvajal anduvo bastante despistado.
Casemiro fuera. El antes y un después. El Levante cogió fuerzas y marcó dos goles, pero la sensación es que los valencianos pudieron empatar el partido, de no haber sido por la manopla de Courtois. Zidane se volvió a equivocar y pudo comprometer a esos jugadores que tanto defiende en rueda de prensa. Hay que reconocerle los méritos, como el buen juego del primer tiempo y el cambio de actitud evidente, pero desde el banquillo tiene que ayudar mucho más a sus pupilos.