ANÁLISIS BD - El Madrid dominó la contienda del centro del campo y de la determinación
Es una relación amorosa, le pertenece, la copa es suya, es un mutuo intercambio permanente. El Real Madrid y la Champions mantienen un matrimonio, y no de conveniencia precisamente. Zidane y sus chicos tocaron la gloria anoche en Cardiff. La gran masa arquitectónica del Millennium Stadium fue testigo de la última obra blanca ante una Juventus cariacontecida al perder su quinta final consecutiva. Los juventinos estaban seguros de su triunfo, más que por superioridad, por justicia. Pero el fútbol, tan indescifrable como maravilloso, volvió a dictar sentencia: siempre gana el más fuerte. Y el Madrid se hizo fuerte desde el centro del campo para acabar maniatando a su rival y noquearle con su siempre afinada derecha llamada Cristiano Ronaldo en una segunda parte para la historia de la Champions.
Debió sufrir al defenderse como gato panza arriba en unos primeros quince minutos de enjundia de los de Max Allegri, encomendados a unos estelares Miralem Pjanic y Paulo Dybala. El bosnio valía por dos al multiplicar su campo de acción, administrador en la salida, distribuía en el centro del campo y conseguía llegar a la frontal para ensayar su exquisito disparo, que obligó a Keylor a reclamar su sitio en el Madrid del futuro con un paradón de categoría. Dybala lideraba las comandancias del ataque desde la frontal buscando la profundidad de las alas, Alves y Sandro, que propiciaban desajustes en las marcas merengues. El Madrid naufragaba en la presión y permitía una circulación fácil a los italianos. El plan le salió bien a los bianconeri hasta que el ogro despertó. 1 minuto de un ataque elaborado desde la exquisitez y que define a la perfección a los de Zidane. Kroos recoge un balón en la frontal que se encarga de llevar hasta campo contrario para entregar a Cristiano y que éste buscara el desdoble de Carvajal. El resto ya es acto involuntario. El madrileño buscó al portugués para que siguiera agrandando su leyenda. Contra, acumulación de hombres, y uso de las bandas. El Madrid despertó pero la chilena de Mandzukic le volvió a dejar en coma hasta el descanso.
La segunda parte sirvió para ver como la Juventus se desangraba ante la presión asfixiante del Madrid en campo contrario y sobre todo a Pjanic, y la búsqueda de la espalda de Andrea Barzagli, central-lateral que sufrió como pocos ante el acoso del dúo Marcelo-Isco. La acumulación de hombres en la frontal del área de Gigi Buffon fue un tiro certero a la nuca juventunia. Primero Casemiro aprovechó el acongojamiento de los locales para, ayudado con la suerte, dar un vuelco al partido con chutazo que salió del corazón. Posteriormente Modric demostró que las piernas madridistas estaban más frescas y se vistió de extremo para darle a Cristiano el pichichi de la competición. Y por último no podía faltar la firma del niño prodigio, Asensio, al rematar un ejercicio de funambulismo sobre la banda de Marcelo. Así firmó su certificado de defunción los blanquinegros, que ven como se cierra un ciclo, sin el trofeo más preciado.