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ANÁLISIS BD – El pasillo del Madrid

de Javier Martín Prieto

El Real Madrid se despidió prácticamente de la Liga antes de abrir los regalos de Navidad en un mar repleto de incógnitas. El Barcelona, que no hizo el pasillo al campeón del Mundial de clubes, vio como se lo acabó haciendo finalmente, primero Zidane, con la alineación y posteriormente Kovacic, ayudado por Marcelo y Carvajal, en el primer gol del Barcelona que decantó la balanza de la neutralidad de un choque arterial en las aspiraciones ligueras del Madrid, al que el sextete se le esfuma.

La ‘zidanada’ se gestó en Abu Dhabi. El Al Jazira fue el conejillo de indias del francés, en cuya cabeza pensante rondaba el partido de ida de la Supercopa de España, donde un Mateo Kovacic imperial fue la sombra de un irreconocible Leo Messi, al que hizo parecer humano. En aquella ocasión en el Camp Nou, el centro del campo lo formaron Casemiro-Kovacic-Kroos-Isco en el rombo-diamante que gestó la lesión de Bale en la recta final del pasado año y en el que se gestó el triunfal año del Madrid. El pasado sábado, el marsellés calcó el once, a excepción de Isco, cuyas funciones fueron ejercidas por un Modric que se vistió de mediapunta para llevar la ofensiva merengue. Zidane quiso liberar al croata. La teoría era la misma: Kovacic como pegamento de Messi. Casemiro  sobre la primera opción de salida del Barcelona, Sergio Busquets, Modric sobre Iniesta y Kroos con Ivan Rakitic. Zinedine pensó que el croata, morfológicamente, es el idóneo para sacar del partido al mejor jugador culé y su principal factor desequilibrante: un jugador que gana solo partidos. Sin embargo la práctica distó mucho de la teoría, y así lo reflejó el primer gol, que desnudó el ideario de Zidane, donde el intento por desidentificar al Barça desorientó los mecanismos de repliegue blancos.

Sacrificó el talento de Isco, el jugador más en forma del conjunto blanco esta temporada y el nexo con Benzema y Cristiano; para desnudar el talento del Barça, pero, paradójicamente, acabó por desnudarse a sí mismo, desfigurando al equipo, ya que los delanteros quedaron aislados. El plan funcionó hasta que le duró la gasolina al croata, convaleciente dos meses. Messi acudió a la zona de medios, siguiéndole Kovacic, mientras que Kroos, ya que Casemiro estaba fuera de sitio, pugnaba con Busquets en la presión alta diseñada por Zidane, dejando un boquete en el mediocampo que aprovechó Rakitic en conducción para llegar plácidamente a la frontal del área. Varane tuvo que salir de su puesto para corregir, facilitando la diagonal de Suárez (al que no siguió Carvajal) desde banda izquierda , que solo tuvo que empujar un balón perfecto de Sergi Roberto. El resto ya es historia en un partido que nos deja muchas incógnitas. ¿Por qué salió Nacho con 0-2 y no cerró con 3? ¿Por qué no utilizó a Isco? ¿Por qué sigue confiando en Benzema? ¿Por qué sacó a Casemiro de su zona de confort? y la más importante, ¿por qué renunció a su propia identidad en función de un rival que hace tres meses fue un muñeco de trapo en manos del Madrid?


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