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Este equipo nos está malacostumbrando: la crónica del Chelsea - Real Madrid

de Javier Rubiano
Real Madrid CF

El Real Madrid ha certificado el billete para las semifinales de la Champions League. Otro año más, pensarán muchos. Y es que eso es lo realmente difícil: que este bendito equipo haya hecho que nos parezca fácil. El conjunto madridista llegaba a Stamford Bridge con una ventaja de 2-0 en la eliminatoria gracias a los goles de Benzema Asensio en la ida. Lejos de relajarse, los blancos

La afición londinense intentó apretar desde el minuto uno, pero el conjunto blanco salió con las ideas muy claras. La intención de Ancelotti era anestesiar el ímpetu inicial de los 'blues' con largas posesiones. El protagonista de los primeros compases de partido fue un Courtois que recibía una sonora pitada de antigua hinchada cada vez que tocaba el balón.

A los diez minutos llegó la primera ocasión del partido... Y fue clarísima. Centro desde la derecha de Reece James y el balón le quedó muerto en el área a Kanté, que no pudo dirigir su disparo con la zurda entre los tres palos con todo a favor. Poco a poco el Chelsea conseguía ir adelantando metros hasta encerrar al Real Madrid en su campo en algunos momentos. Los 'blues' presionaban alto, obligando a los madrileños a abusar de los envíos en largo. Se empezó a desquitar el equipo de Ancelotti con su primera posesión larga en el 19', finalizada con un disparo de Rodrygo que se estrelló por fuera contra el poste. Era el primer aviso del vigente campeón en Stamford Bridge.

Pasada la media hora de partido, Modric irrumpió desde segunda línea hasta entrar en el área rival y sacarse un remate que Kepa despejó a córner. En este punto, el Real Madrid ya había logrado desquitarse del arreón inicial del Chelsea. Ya en la recta final del primer tiempo, una nueva arrancada del genio croata finalizó con un centro al segundo palo que derivó en un disparo con la espinilla de Vinicius con todo el banquillo madridista en pie. E instantes después llegaría una jugada similar, esta vez con Valverde y Benzema como protagonistas. Igualmente, el remate final del '9' no encontró portería. Ya en el descuento, aviso serio de los 'blues': nueva internada por banda derecha de Reece James, el balón se pasea por el área y le llega a Cucurella completamente solo en el segundo palo. El ex del Getafe y del Brighton tiene tiempo de controlar, disparar... y toparse con la figura gigante de Courtois. Con esta clarísima ocasiómn se llegó al descanso en Londres.

A la salida de vestuarios, Ancelotti nos tenía preparada una sorpresa: Rüdiger entraba al terreno de juego por David Alaba. A los pocos minutos, de nuevo Kanté cazaría un balón muerto dentro del área y, con todo a favor, volvió a perdonar el 1-0... O mejor dicho, lo salvó Militao con una taponada milagrosa. Poco después, Militao se jugó la segunda amarilla por una falta sobre Chalobah. Tras ello, los londinenses se lanzaron en tromba a por el gol que les acercase a la prórroga, con dos intentonas de Enzo Fernández y Havertz... Y cuando mejor estaban los locales, golpeó sin piedad el Real Madrid.

El Rey de Europa aguantó los arreones del Chelsea y mató en cuanto tuvo oportunidad. Balón en largo para Rodrygo, que se marchó con una facilidad pasmosa de Chalobah antes de poner un balón raso al segundo palo para que Vinicius controlase, levantase la cabeza y se la devolviese a su compatriota para que este marcase a portería vacía el 0-1. Antes de la hora de partido, Eliminatoria con 3-0. El Real Madrid ya sabía en este momento que era equipo de semifinales e, incluso, pudo encontrar el segundo en las botas de Benzema, pero el remate franco del francés salió demasiado centrado.

Ya con la afición de Stamford Bridge resignada, llegó el mazazo final en forma de 0-2. Envío en largo de Rüdiger para Vinicius, pase atrás para la llegada de Valverde que se mete casi hasta el área pequeña como si fuese un tranvía y pase a Rodrygo para empujarla y firmar su doblete. Sencillo. O al menos, así parece con el Real Madrid de por medio. Y es que este equipo, este BENDITO EQUIPO, nos ha malcostumbrado. Y nosotros, claro, encantados.


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