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El Real Madrid de Xabi Alonso, frente al espejo: origen y perspectivas de una crisis temprana

de BD Redacción
Xabi Alonso, Real Madrid

Cuando Xabi Alonso firmó por el Real Madrid, el imaginario colectivo era claro: el genio táctico que transformó al Bayer Leverkusen en una máquina casi perfecta daría el salto natural al club donde ya había sido cerebro en el campo. El inicio parecía confirmar la narrativa: arranque fuerte en LaLiga, Mbappé como líder goleador, premio a mejor entrenador del mes y sensación de proyecto moderno y ambicioso.

Hoy, sin embargo, el panorama es muy distinto. La derrota por 0-2 en el Santiago Bernabéu ante el Celta de Vigo -entre expulsiones, nerviosismo y pérdida total de control- ha cristalizado un periodo negro: apenas dos victorias en los últimos siete partidos ligueros, distancia creciente en la tabla y rumores insistentes sobre posibles sucesores, de Zidane a Klopp.

En el Real Madrid, una crisis nunca es solo futbolística: también es narrativa. Rumores de reuniones urgentes, titulares que hablan de “partido para salvar el puesto”, listas de técnicos en la sombra… todo amplificado por un ecosistema mediático y digital mastodóntico.

A pesar de esta crisis, el Real Madrid sigue siendo considerado favorito en todas las competiciones en las que está presente, algo que se refleja en las cuotas de los principales portales autorizados en línea. Además, para quienes deseen seguir de cerca las cuotas de los blancos y de los clubes más importantes de Europa, suelen existir promociones y ofertas potenciales, como por ejemplo el codigo bono bet365.

Entre tanto, un equipo que ya no parece reconocerse del todo en su entrenador y un grupo de jugadores clave -Vinicius, Rodrygo, Endrick- que viven una relación con Alonso lejos de ser idílica.

DE LA EUFORIA AL FRENO: CÓMO SE LLEGÓ A LA CRISIS 

El primer Real Madrid de Alonso nació bajo el signo de la continuidad ofensiva y la novedad estructural. En LaLiga, el inicio fue brillante: victorias en cadena, Mbappé marcando sin parar y Vinicius asumiendo una nueva jerarquía sin perder protagonismo.

El punto de inflexión llegó con los primeros grandes duelos de alta intensidad: un derbi perdido de forma dolorosa ante el Atlético, partidos donde la presión alta -marca registrada del técnico- dejaba a la defensa expuesta y al mediocampo demasiado largo. Las dificultades se amplificaron con lesiones que quitaron continuidad al once titular, hasta la noche contra el Celta, donde las tres expulsiones (dos en campo y una posterior de Endrick desde el banquillo) convirtieron un partido difícil en una caída técnica, táctica y emocional.

UNA IDENTIDAD TÁCTICA EN CONSTRUCCIÓN... Y EN DISCUSIÓN

La idea de Alonso es clara: equipo corto, agresivo, presión alta, modelo posicional, salida limpia desde atrás. Un fútbol reconocible… cuando funciona.

El problema es la irregularidad: tramos de dominio absoluto se alternan con fases de fragilidad evidente. Analistas y afición coinciden en que el equipo a veces parece “no entender, no aceptar o no querer aplicar” las exigencias del técnico: presión desordenada, distancias mal gestionadas, transiciones defensivas vulnerables. En el Real Madrid, las medias tintas valen poco. O se domina… o se duda del modelo.

VINICIUS, RODRYGO, ENDRICK: LOS BRASILEÑOS, EN EL CENTRO DEL CASO ALONSO

Aquí se concentra gran parte del problema. 

Vinicius Júnior: más que un asunto técnico, se ha convertido en el símbolo de la tensión. Varias suplencias llamativas, explicadas por “rotaciones” o motivos tácticos, se suman al contexto sensible por su renovación pendiente. El episodio del clásico -salida furiosa tras ser sustituido- marcó un punto crítico, seguido de disculpas públicas sin mencionar directamente al entrenador. Hubo después señales de paz, con gestos del propio Florentino para acercar posiciones, pero la relación aún pide una reconstrucción profunda.

Rodrygo: el caso es distinto, pero igual de delicado. Alonso ha insistido en él pese a su bajo rendimiento, ubicándolo en roles difusos: ni extremo puro ni delantero centro. Resultado: cae su eficacia y también la del sistema. La confianza es clave para el jugador… y hoy parece quebrada.

Endrick: quizás el punto más explosivo para el futuro. El joven fenómeno brasileño -apenas once minutos en Liga hasta ahora- arrastra frustraciones visibles: murmullo sobre una cesión, declaraciones del padre criticando la gestión, y una expulsión en pleno ataque de nervios desde el banquillo.
Alonso predica paciencia. Pero el riesgo es doble: bloquear el crecimiento del jugador y generar la sensación de jerarquías inamovibles.

PRESIÓN MEDIÁTICA, PERCEPCIONES Y NARRATIVA EXTERNA

El Real Madrid debe decidir si este peaje es el precio natural de un cambio generacional o una señal de que hay que volver a girar el timón.

Por ahora, más que una sentencia, la crisis del Real Madrid de Xabi Alonso es un espejo: refleja los límites del entrenador… y los del propio club, que exige ganar siempre mientras se reinventa.
 


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