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A veces toca ponerse el mono de trabajo

de David Dieguez

Esfuerzo y compromiso. Dos palabras que resumen a la perfección la victoria del Real Madrid en el Sánchez Pizjuán. Laterales con un larguísimo recorrido de ida y vuelta, centrocampistas anulando a los cerebros del equipo contrario, delanteros con ganas de correr hacia atrás y defensas con altísima intensidad. El equipo de Zidane parecía ayer el de los mejores días, exhibió un grado de concentración que hacía mucho tiempo que no se veía en el conjunto blanco, con un compañerismo y una unión que se confirmaron como la estrategia a seguir, por encima del fútbol brillante de otras ocasiones. Ayer en Sevilla tocó ponerse el mono de trabajo, dar más importancia a la solidaridad defensiva que al fútbol bonito, sin dejar de lado tampoco este último ni mucho menos. El Madrid jugó bien en ataque, tuvo dos o tres ocasiones claras y Karim metió la que tenía que meter, pero el encuentro premió al fútbol de solidez y a la sensación de equipo. Mendy estuvo casi perfecto, Hazard y Bale ayudaron como nunca, y James continuó demostrando que a la calidad también se le puede sumar el trabajo. Zidane respira y sus pupilos demuestran que aún les queda mucho por decir en esta liga. Colíder. 


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