Adiós, Raúl
Se fue. Raúl ya es historia del fútbol. El jugador que era bueno en todo pero en nada el mejor. Un futbolista con calidad, inteligencia y, sobre todo, sacrificio. Supo escribir su leyenda a base de esfuerzo y goles. Un delantero de otra época en un tiempo de transición. El último romántico.
Con Raúl creció una generación de madridistas. Sonrieron y lloraron con sus goles. Con esas palancas tan características y esos regates en medio metro. Heredó el '7' de Butragueño y se lo cedió a Cristiano Ronaldo tras su marcha. Fue el puente entre la Quinta del Buitre y el actual Real Madrid. Eterno capitán, un ejemplo tanto dentro como fuera del campo.
La Selección siempre será su particular espinita. Al-Ghandour y una inoportuna lesión privaron a Raúl de luchar por el que era su Mundial. Aquel de triste recuerdo en Corea y Japón. Era su momento y quién sabe si pudo haberlo logrado. Después, tras una abrupta salida por decisión de Luis Aragonés, llegarón los éxitos que tanto había soñado alcanzar con España. Sin embargo, Raúl era el gran ausente. La suerte y la edad, por tan solo unos malditos años, dieron la espalda al delantero.
Tras abandonar el Real Madrid llegaron el Schalke, el Al-Saad y el Cosmos. En todos dejó una huella imborrable. Campeón hasta en su último partido, conquistando la NASL para la franquicia de Nueva York. Dijo adiós sin gol, pero ganando y disfrutando como un juvenil. Y es que ese fue el secreto de Raúl. Vivir cada partido con la misma ilusión que el primero. Gracias, gracias y mil veces gracias. Se retira Raúl, pero nace la leyenda.