.

Aún no se valora lo suficiente las tres Champions consecutivas

de Javier Rubiano

La Champions League es el torneo más duro del mundo futbolístico. Todos los clubes sueñan con ganar una Liga de Campeones y convertirse en el mejor de Europa. Pero muy pocos lo consiguen. Ganar una Copa de Europa es algo extraordinario. Y la grandeza del Real Madrid es tal, que el club blanco ha hecho de lo extraordinario una rutina.

Los blancos alzaron hasta tres Champions consecutivas durante el trienio 2016-2018. Si ganar una ‘Orejona’ es muy complicado, imagínense tres seguidas. Pues aún hay gente que trata de restar mérito a la hazaña madridista. Que si fue suerte, que si fue por ‘robos’ arbitrales a favor del Madrid…

Ayer se demostró una vez más por qué es tan difícil ganar la Champions. El todopoderoso Liverpool llegaba al Wanda Metropolitano para medirse a un Atlético de Madrid que está haciendo una temporada horrible. Los ‘reds’ partían como claros favoritos -llegaban a la capital de España con solo una derrota en toda la temporada-, y terminaron claudicando frente a los de Simeone.

En esta competición un mal despeje, un mal control o simplemente una mala decisión puede echarte del torneo. Por eso cuesta tanto ganarla y por eso es tan bonita. Y precisamente por todo ello, apenas se valora la hazaña de las tres Champions consecutivas. Con el paso de los años, el mundo del fútbol recordará esa época de dominio blanco con admiración e incredulidad.


Otras noticias
PUBBLICITÀ