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Bale siempre fue un extraño en el Real Madrid

de Diego Fuentes

Otra convocatoria de Zidane y otra vez ausente Gareth Bale. Ese jugador que presumiblemente se enfundaría la capa que dejó colgada en el perchero Cristiano Ronaldo cuando el pasado mes de julio se marchó a Turín. El futbolista más caro de la historia del Real Madrid nunca ha alcanzado la continuidad necesaria para el regular rendimiento de una estrella mundial de su calibre. Las lesiones siempre le han lastrado y entre medias, un agente, Barnett, controvertido y empeñado en escudar siempre a su cliente, como un abogado de oficio sin argumentos para tal misión.

El galés nunca se ha terminado de integrar en la dinámica del grupo desde que aterrizara en la capital española en 2013. El jugador siempre ha sido un extraño dentro de la plantilla, obstinado en su mundo, apático, ausente, reacio a aprender el idioma y dedicando casi más tiempo al golf que al propio fútbol, un deporte el de los hoyos que nunca le ha beneficiado para sus reiteradas dolencias.

Para el madridismo saben a poco sus exuberantes actuaciones en la final de Mestalla ante el Barça, cuando dejó atrás a Bartra en una carrera a la velocidad de la luz, o su reivindicativo papel en la final de Kiev con su soberbio tanto de chilena ante el Liverpool el año pasado. Para que un jugador goce del cartel de indiscutible necesita ante todo regularidad. El '11', otra vez desconvocado y con casi los dos pies fuera del club. Un extraño que a nadie le extraña.


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