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Caretas fuera

de Francisco José Reina

Cuando España caía contra Chipre allá por septiembre de 1998 Manolo Lama celebraba rabioso la derrota de España por su inquina hacia el seleccionador de entonces, Javier Clemente. Los que hoy, hacemos lo mismo por sublevarnos ante el yugo al que nos tienen sometido Xavi y Casillas ante la permisividad de un títere rencoroso y bajo la sombra de la acriticidad reinante de los medios de comunicación chovinistas que idolatran a una selección infumable, somos señalados por tipos como éste bajo el acusador dedo franquista de los promulgadores del estilo. Y es que oponerse a él conlleva colgarse la etiqueta de los enemigos de España, como si no quisiéramos que nos devolvieran a nuestra selección, que lleva secuestrada mucho tiempo.

"Hoy es vuestro día", comentaban en la COPE en referencia a los que veníamos avisando de la consecuencia de una lista injusta y de la eliminación de la meritocracia en la selección española. Como si no fueran sus días los partidos en los que fallaba Diego López o perdía el equipo de Mourinho. "Llovieron los goles pero también los milagros de Casillas", escribía Segurola un día después como si por encumbrarlo tras encajar cinco goles consiguiera tapar el desastre de partido de Iker. Y es que en 90 minutos protagonizó una película en forma de resumen perfecto de los defectos del portero madrileño: una salida y un juego de pies impropio de un portero de alto nivel. Tal fue la catástrofe, que entonó el "mea culpa" y arengó al vestuario, algo que llevamos pidiendo bastante tiempo en el vestuario del Real Madrid. "Es que ha notado la inactividad en su club", lo justificaban de nuevo en la Cope pasando por alto que el máximo responsable de convocar a un jugador que no juega de continuo en su equipo es el seleccionador Vicente del Bosque. Sin Arbeloa en el campo, no había un culpable de la derrota y lejos de criticar al equipo, todos se excusaron en aquello de que nos hicieron campeones del mundo, como si por serlo no pudieran ser criticados.

Lo mejor de la derrota es el poder desenmascarar -aún más- a aquellos que hacen de la mentira y la demagogia sus armas más preciadas. Esos que hoy, rezan porque la selección gane no por amor por la camiseta, sino para salvarse de la encrucijada que supone criticar y pedir cabezas de sus amigos. 


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