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Carletto, en mayúsculas

de Sergio Villardón

Permítanme decirles que tuve el privilegio de estar más o menos cerca del italiano durante mi estancia en Real Madrid TV. Simplemente me pareció un espejo en el que mirarse. Carlo aterrizó en la capital de España con la fama de ser un hombre al que poco menos le hacían las alineaciones. Bobadas para llenar horas y horas de opinión y no de información.

De inicio, no lo tenía fácil. Se sentaba en la butaca donde anteriormente estaba Mourinho. Y eso conlleva muchas filias y fobias. Pero llegaba tras hacer jugar muy bien a un PSG con muchas estrellas y tenía el cometido de obtener la ansiada Décima.

Con un estilo afable, tranquilo y muy conciliador entró en el club. Pero está claro que es algo más que eso porque dentro de él se ve a un bonachón divertido que incluso se atreve a imitar (con dudoso éxito) la celebración de Cristiano Ronaldo.

Su primera patata caliente llegó en la decisión sobre la portería. Cuando unos y otros afilaban sus cuchillos, Carlo dejó a todos boquiabierto: Diego López en Liga e Iker Casillas en Copa y Champions. Le buscaron las vueltas dada la inhabitual decisión, pero el tiempo le dio la razón.

A pesar de perder a Khedira, Carlo supo reinventarse. Cuando todo el mundo pedía la marcha de Di María por ‘acomodamiento’, el italiano le colocó como interior izquierdo en una línea de tres formada junto a Xabi Alonso y Modric. El rendimiento del argentino fue simplemente magnífico.

En la final de Copa del Rey y en la de Champions llevó al conjunto blanco a la gloria derrotando a los más directos rivales: Barcelona y Atlético de Madrid. En especial el título obtenido en Lisboa, por ansiado y por la magnitud que tiene para el Real Madrid su competición fetiche.

Esta temporada, lejos de buscar conflictos, sigue apagando fuegos con una naturalidad exquisita. De momento ha colocado a Isco en lugar del lesionado Modric. Carlo Ancelotti es un entrenador a la altura del mejor club del mundo. 16 victorias seguidas. ¡Grande Carletto!


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