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Carta al 2015

de Jorge Calabrés

El madridismo dejó atrás un año 2014 que jamás olvidará. Los cuatro títulos logrados bajo el mando de Ancelotti son ya parte de la leyenda blanca. Aquella noche primaveral en Lisboa trajo la 'Décima' y un sinfín de emociones indescriptibles. Los aficionados están obligados a pasar página por exigencias del calendario, pero no sin antes valorar en su justa medida todo lo vivido, y disfrutado, en los últimos doce meses. 

Llega 2015 y con él un enero emocionante que para abrir boca traerá una eliminatoria copera contra el Atlético. El fútbol es presente y no da tregua a un equipo campeón que debe renovar rápidamente sus votos de garra y compromiso. Antes del derbi, la visita liguera a Mestalla. Campo difícil y siempre hostil con el Real Madrid. En los próximos 30 días el conjunto de Ancelotti se juega la Copa y parte de la Liga, donde de momento ejerce de sólido líder. Dos títulos en los que debe centrar sus pensamientos, más aún con el parón de la Champions League y el a priori 'sencillo' duelo ante el Schalke en el horizonte.

Repetir los éxitos de 2014 sería maravilloso, mejorarlos un sueño, pero este Madrid de Ancelotti está en disposición de lograrlo. La turbulenta situación institucional del Barcelona contrasta con la época de paz y tranquilidad que se vive en el Santiago Bernabéu. Un ciclo próspero e ilusionante tras las pesadillas vividas de la mano de Calderón y otros personajes no hace muchos años atrás. 

Mientras, la sección de baloncesto vive su particular 'minicrisis'. Las derrotas ante Barcelona y Unicaja han dejado tocado a un proyecto que ya nació con achaques tras un verano de lo más extraño. Laso está capacitado para revertir la situación, pero la duda es si desde las altas instancias se piensa lo mismo. El vitoriano tiene crédito, se lo ha ganado a pulso, pero la presión de la Final Four que se disputará en Madrid puede jugar en su contra. La 'Novena' en el Barclaycard Center, el gran deseo para este nuevo año que entra. 

El 2015 traerá buenos y malos momentos, como todos. Ese escudo redondito y con tantas Copas de Europa en las vitrinas exige éxitos de forma permanente. Pero más allá de los logros, el Real Madrid también es el mejor club del mundo por su universalidad y su masa social. Por eso el final de esta carta va en recuerdo de todos aquellos que ahora animan a su Madrid desde ahí arriba. Y en especial por don Alfredo. ¡Viejo, eres eterno!


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