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¡Creamos! - Parte 2

de Emilio Caballero

En septiembre dediqué uno de mis primeros artículos en Bernabéu Digital al inicio de la Champions, invitando a todos los madridistas a creer en el nuevo proyecto comandado por Carlo Ancelotti. Ahora, algo más de 8 meses después, nos encontramos a unas horas de la finalísima de Lisboa y como grandes candidatos a levantar la décima. Ya sea con pipas y pizza desde casa, o pegando alaridos en un bar, los merengues ya estamos ansiosos de ver a Iker Casillas elevando al cielo portugués la orejona.

Se debería decir que no ha sido un camino de rosas y demás populismos, pero seamos sinceros, salvo en Dortmund, el Madrid realmente no ha sufrido para sacar esta competición adelante. Una plantilla como esta debía dar golpes de autoridad y los dio, comenzando en el Trük Telekom Arena de Estambul y terminando la noche que ardió Munich.

Ahora toca el Atlético en la final, también merecedor de un puesto en Lisboa y que llega eufórico tras ganar merecidamente en Barcelona una liga que el Madrid no supo conquistar. Hubiera sido histórico un triplete, pero volvamos a ser sinceros; que levante las manos quién NO cambiaría las alegrías domésticas por la tan ansiada décima, el trofeo más importante de cada temporada y que no se consigue desde hace 12 años.

Será una empresa difícil, pero como siempre deberíamos recordar, el Madrid es el Madrid. Me remito a la eliminatoria de Copa, donde SÍ te juegas el ser o no ser, y donde los de Carletto demostraron que se le puede ganar los de Simeone con solvencia, aunque mañana bastaría con un 1 a 0. Y por favor, que el árbitro no sea necesario, que sólo haya fútbol.

El penalti de Sergio, el fallo a puerta vacía de Higuaín, la relajación del año pasado; son demasiadas la temporadas de tristeza y sin gritar en voz alta ¡orejona de mi vida! Por un días olvidemos esos recuerdos; pensemos en la gran fase de grupos, en la exhibición de Gelsenkirchen, en los 2 cabezazos de Sergio Ramos en el Allianz Arena, en el récord de goles de Cristiano Ronaldo. Cuando escuchemos el himno de la Champions soñemos y cuando el balón comience a rodar, ¡¡¡creamos!!!


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