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El área de Casillas y Diego Pablemos Simeone

de Jorge Calabrés

La Supercopa de España se decidirá en el Calderón tras un partido aburrido, pesado y pegajoso como el calor de agosto. El Madrid propuso y el Atleti contuvo, unas veces gracias a su buen trabajo táctico y otras a las patadas a destiempo permitidas por Estrada Fernández. Un penalti al limbo en el descuento, cosa que tampoco extraña cuando es a favor de los de blanco, y un nuevo error de Casillas serían a la postre las claves de un derbi que no pasará a la historia del fútbol. 

Casillas, como en Lisboa, volvió a costar un gol al Madrid. El guardameta sigue emponzoñado en vivir en la parcela del área chica, con un solo paso por delante de la línea. Ante tal circunstancia, cualquier toque es gol, y de eso se aprovechó Raúl García cuando los madridistas ya casi cantaban victoria. El capitán blanco estuvo bien hasta ese momento, aunque puso al Bernabéu con el corazón en un puño al inventarse un regate al que el respetable no está acostumbrado. 

Los males aéreos de Casillas no son nuevos, le han acompañado durante toda su trayectoria deportiva. Bien es cierto que cuando uno pierde reflejos y ya no realiza esas paradas dignas de otro mundo, los errores que antes pasaban inadvertidos ahora se miran con otro prisma. A sus 33 años Casillas sigue teniendo los mismos defectos que con 20, la diferencia está en que ahora no goza de la agilidad, reflejos y flor en el culo de la que hizo gala durante toda su carrera.

Mientras, el Atlético sigue con la misma filosofía e idéntico discurso de la pasada temporada. Diego Pablemos Simeone ha tirado de demagogia y aplauso fácil para afrontar esta Supercopa. El argentino, que tiene el colmillo retorcido desde aquel minuto 93 en Da Luz, ha utilizado primero el argumento de los millones para después lanzar el dardo envenenado de Di María. El técnico rojiblanco es inteligente y sabe que en la sala del prensa del Bernabéu se comenzó a jugar el partido de vuelta. Sigue por tanto esa filosofía mourinhista que dice que el encuentro también se juega en la rueda de prensa anterior y posterior. 

El Atlético de Simeone ha llevado el discurso de la casta al fútbol. La diferencia entre presupuestos, el equipo de los trabajadores, el amor a unos colores -por lo visto con Diego Costa, Filipe Luis y Raúl Jiménez debe ser al de los billetes de 500 euros- son las máximas de una filosofía que sigue dando frutos al equipo colchonero. Una ideología que se vende bien ante los medios y llega a la muchedumbre antimadridista. Sin embargo, la única realidad de todo esto, es que lo que realmente le gustaría al Atlético es tener los títulos, el dinero y los jugadores que tiene el Real Madrid.


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