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El dolor de quedarse dos veces a las puertas

de Andrés Espuelas

Rezaba en las camisetas repartidas en el primer partido de la final en el Palacio: “luchar, creer, ganar”. Me sorprendía el segundo verbo. Parecía como un advenimiento a lo que iba a pasar o como si el equipo se hubiese empequeñecido tras dos derrotas consecutivas en la final de la Final Four. Sólo faltó cantar el ‘Sí se puede’ que hizo famoso al Alcorcón y que se ha oído ya en estadios de equipos grandes.

Aún así, se creyó. Hasta el último cuarto del partido de ayer. Por aquel entonces Laso, en una de sus famosas lasinas, ya había intentado hacer de Forrest Gump. En un intento de abalanzarse hacia el cuerpo arbitral – quizá previno lo que iba a pasar en ese último cuarto – le dio igual su lesión en el talón de Aquiles. Técnica y expulsión. Quizá este sí que ha sido el talón de Aquiles de los madridistas, el centrar durante los encuentros de la final la culpabilidad en los árbitros. El Madrid no puede permitirse que cuatro hombres de naranja arruinen la temporada.

Al mismo tiempo, salen imágenes en televisión del banquillo del Barcelona y me reafirmo de que no es culpa de los árbitros. Lorbek y Hezonja vestidos de calle y Pullen y Todorovic sin jugar minutos. Mientras, Mejri se rompía como síntoma de una temporada muy cargada. El tunecino ha sido lo más positivo del último tramo de la temporada del Madrid. ¿Opositando a pívot titular el año que viene?

Más allá de eso, el último cuarto del partido de ayer parecía una competición a fallar. Quien tuviese peor porcentaje se llevaba el trofeo. Y apareció Mirotic en un último intento quizá para dejar en los aficionados madridistas un mejor sabor de boca en lo que respecta a su temporada. Pero una quinta falta sacada de la nada lo llevó a pensar – quién sabe – en qué llevarse a América el año que viene.

Se creyó, se confío, se levantó el equipo tras quedarse a las puertas de la ansiada Euroliga pero se perdió contra un equipo que parecía muerto en las semifinales contra el Valencia. Ahora queda tiempo para reflexionar, tomar decisiones duras – la marcha de Laso no entra en mi cabeza - y aprender de los errores que te llevaron a llegar al final de la temporada de esta forma.


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