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El espíritu Ronaldo

de Francisco José Reina

La mente lleva en Lisboa desde que arrasamos al Bayern de Guardiola. Y es normal. Tan normal como exigir al equipo luchar por todo. Al Madrid se le presupone esa condición de lucha hasta el último aliento, pero esta cláusula histórica parece olvidada por las últimas generaciones a lo que plantilla se refiere. No tiramos la Liga ayer, sino en Sevilla, contra el Barça y en Pucela. Pero ayer desaprovechamos otra oportunidad, y peor aún, dimos una imagen desesperante. A pesar de las ocasiones -el portero del Celta fue el mejor del partido- y de los dos fallos garrafales que dieron lugar a los dos goles en contra, en ningún momento se vio el requisito por contrato que se exige a cualquier jugador en Madrid.

Al término del partido se me vino a la mente una de las declaraciones de Arbeloa a Manuel Jabois en la entrevista en Jot Down en la que, hablando del vestuario que compartió con el Madrid de los Galácticos, hablaba sobre Ronaldo en estos términos: "Si no le apetecía correr, no corría. Si le apetecía marcar tres goles, marcaba tres goles". Esa misma sensación nos produjo el Madrid en Pucela y ayer contra el Celta de Vigo.  Más aún cuando aplastamos al Bayern de Guardiola hace semanas dando puro espectáculo. Un equipo del que se esperaba el espíritu competitivo y ganador que le caracteriza a todo grande decepcionó tirando más si cabe la Liga.

La Champions es otro tema. La final, como el estadio donde se disputará, se prevé como la Luz que necesita iluminar al Real Madrid por justicia, por historia, y por no menospreciar las condiciones y la calidad del equipo y del cuerpo técnico que lo dirige por un intervalo decadente e impropio del equipo de la capital.  


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