.

El Estado no debe asumir los riesgos de Real Madrid y Barcelona

de Diego Fuentes

La crisis del coronavirus ha dejado tiritando las carteras incluso de los que sacan pecho. Sin partidos, o con éstos pero sin el aliento monetario del aficionado, hasta los más ricos se han visto obligados a hincar la rodilla por la voracidad de un patógeno microscópico. Paradojas de la vida. Tal ha sido el trompazo que, según destapaba esta semana El Confidencial, Real Madrid y Barcelona han recurrido al Estado español a modo de paraguas contra el diluvio torrencial, pero el sometimiento de la Administración supondría un insulto a la cordura.

Y es así porque en España existen familias que, a causa o no del virus, se han quedado sin trabajo u hogar, y deben ser la prioridad. Máxime cuando hablamos de superpotencias financieras y privadas que, con la masa económica y social que mueven, nunca se verán varados ni quebrados. Anteponer sus intereses supondría repetir la misma historia acaecida en la crisis de 2008, cuando se priorizó a los bancos con una población hecha harapos.

En un mundo civilizado, los deportistas aminorarían las fichas por el bien de un público al que se deben. Bueno, en un mundo civilizado, se caparían sus emolumentos cósmicos. ¿Les cuesta mucho a los futbolistas hacer el soberano y sobrehumano esfuerzo de reducir sus fastuosos salarios para evitar el brete? Pero luego donan y todos tan contentos.


Otras noticias
PUBBLICITÀ