El futuro de este Real Madrid puede ser muy dulce
El pasado fin de semana volvió la Liga. Volvió la emoción, la tensión y el disfrute de ver el balón rodando por el césped. Y volvió el Real Madrid. El equipo que no se esconde y que volvió capitaneado por un gladiador de camas, dirigido por un arquitecto alemán y un aparejador croata y guiado por una estrella belga.
El Real Madrid volvió a ser el Real Madrid de los mejores momentos, demostrando que la Liga, obsesión primordial de Ziendine Zidane, no es un título para tirar a la basura. Con la incertidumbre que rodea a la Champions, la Liga es lo que marcará el éxito de la temporada y el equipo parece decidido a no darla por perdida. El Real Madrid se mostró solvente atrás, capitaneado por un madridista de raza que, pese a la edad, podrá jugar hasta que él mismo lo desee y con la mejor versión de Varane, sin duda uno de los mejores del mundo. El centro del campo volvió a ser un reloj suizo, donde todos los engranajes funcionaron a la perfección. Kroos y Modric movían los hilos de un equipo con ganas de jugar y demostrar que no está ni mucho menos muerto mientras que Casemiro echaba el cerrojo, en su nivel, siendo el mejor centrocampista defensivo del mundo. Y arriba, la asociación francoparlante donde el equipo tiene puestas todas sus esperanzas: Hazard y Benzema. A falta de Asensio, que será vital en su vuelta, el belga y el francés hablaron el mismo lenguaje en el campo y eso equivale a magia. Ambos jugadores cuentan con una técnica y visión espectacular y carecen del punto de egoísmo que lleva al fallo en la delantera. Son estrellas pero juegan para su equipo, hecho que Benzema ha demostrado en numerosas ocasiones y que Hazard también mostró al cederle el segundo gol a Ramos.
Un equipo compacto y unido que, pese a que flojeó en la segunda parte, dio muy buenas sensaciones a todos los que confiamos ciegamente en estos jugadores y este entrenador que tantas veces han tocado el cielo de Europa. Mostraron una vuelta con ganas e ilusión y, cuando este equipo tiene ambas cosas, no tiene límites. El Madrid ha vuelto a tope, y su futuro parece muy dulce.