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El Madrid de los inocentes

de Francisco José Reina

Imaginad un Madrid que empieza la temporada con Cristiano enfadándose si no se le reconoce públicamente como el mejor. O con Ramos exigiendo diez millones a Florentino al mismo tiempo que su hermano y representante le vende por media Europa. Vislumbrad que se comienza con Keylor Navas, maletas en mano, a punto de subirse en Madrid a un avión camino a Manchester y con De Gea haciendo el viaje contrario, y por culpa de un fax que no llega a tiempo, en el último minuto del último día en el que se puede fichar, todo naufraga y el fichaje no se produce. Poned el supuesto de que se ficha a un entrenador dos horas antes de que el todopoderoso West Ham se haga con sus servicios. Venga, en serio, haced el esfuerzo. Creed por un momento que se ficha a ese entrenador para paliar las carencias del año anterior en relación al físico y, ni llegados a navidades, el Madrid acumulara cerca de 20 lesiones musculares desde que se iniciara el campeonato. Pensad en que el Madrid llegara a enero perdiendo un punto por cada jornada de media, resultado de llevar 33 puntos de los 48 posibles, teniéndonos que remontar a la temporada 2008-2009 para ver una puntuación tan paupérrima. Ya sé que se nos está yendo de las manos, pero contemplad la idea de un Bernabéu completamente desmotivado, pitando al equipo mientras le mete diez goles al rival. Unos aficionados que piden la vuelta del entrenador al que ellos mismos echaron. Isco, presuntamente, descojonándose mientras el Madrid pierde, Jesé negándose a jugar de lateral, Ronaldo pregonando por medio mundo que echa de menos a su anterior entrenador, Marcelo subiendo fotos objetivadas en contradecir a entrenador y cuerpo médico, James haciendo lo mismo para demostrar que no está gordo y a Ramos haciendo declaraciones públicas desafiando la autoridad de presidente y entrenador. Imaginad, por dotar de más sucesos imaginarios a la historia, al Madrid alineando indebidamente a Cheryshev en dieciseisavos de final de Copa del Rey porque, o bien el jugador no alertó de su situación, o el delegado no cayó en la cuenta de que Denis estaba sancionado y no podía jugar. Pensad en que, lejos de asumir el error, el Madrid se empeña en demostrar que tenían razón y todos los tribunales a los que acude les dan el no por respuesta, evidenciando aún más la vergonzosa situación. Bueno, ya basta. Volvamos a la realidad.


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