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El Madrid es un gesto

de Francisco José Reina

El Madrid vuelve a protagonizar una goleada escandalosa de la mano de Zidane en el Bernabéu. Esta vez fueron seis, que sumados a los otros seis del partido de ida suman doce, ocho de ellos a cuenta de un Cristiano Ronaldo que, consumado en un hat-trick, llevó a cabo uno de sus mejores partidos de la temporada. Y es que el Cristiano desmejorado, gesticulador y en declive, o eso dicen algunos, está a la cabeza del pichichi con 19 goles en 22 partidos. De los 64 goles que lleva el Madrid en Liga, siendo el equipo más goleador de Europa, tan solo uno menos que Ronaldo lleva un Karim Benzema desatado. Ya no sólo asiste, ni se asocia, sino que también actúa de nueve. En el Bernabéu se esperan los gritos de Cristiano y los puños cerrados de Benzema. En el Madrid de Zidane todo es un gesto. Los pases en largo de Kroos, los que hace Modric con el exterior, los giros y pisadas de Isco o los centros del guante que tiene por zurda James. Hasta Varane hace roulettes en el medio del campo. Incluso suena el himno de Plácido Domingo antes de que, portando la elegancia del nombre del Real Madrid, Zinedine Zidane tome asiento en el banquillo local. Las indicaciones en el área técnica han pasado de intraducibles y violentas a estilosas, precisas. Zidane levanta la mano y el Bernabéu hace la ola. Es el director de orquesta. En ese romanticismo se erige tan innegable la línea ascendente del equipo como el interrogante en los partidos que se vislumbran en el horizonte: Athletic de Bilbao, sexto en la Liga y Atlético de Madrid, segundo. Aunque existe, de momento, la certeza del Madrid del buen juego, comprometido y con actitud bajo el áurea del francés. Porque como decía Karim Benzema al término del partido contra el Espanyol, "este es nuestro Madrid". 


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