El Madrid que todos queremos
Así sí. El Real Madrid que asaltó el Camp Nou el pasado sábado, cuando todos esperaban la goleada del eterno rival, es el que quiere y desea el madridismo. Ante el Barcelona, los hombres de Zidane demostraron compromiso, capacidad de sacrificio y un orgullo que pocas ocasiones se había visto esta temporada. El corazón merengue se impuso a todos los elementos, incluido el mal arbitraje, para sumar una victoria que debe suponer un trampolín de cara a la Champions League.
Pero no solo actitud tuvo el Madrid en el Camp Nou. Tras el gol de Piqué, ésta vez no hubo Periscope del catalán, el conjunto blanco realizó una exhibición de fútbol al alcance de muy pocos equipos en todo el mundo. Ni siquiera la expulsión de Ramos ni el gol escandalosamente mal anulado a Bale evitaron la remontada de los de Zidane, totalmente desatados en territorio enemigo, ante un Barcelona desbordado y sin respuesta alguna.
La figura de Zidane también salió muy reforzada del Clásico. Por mucho que el partido se presentase como algo descafeinado, el francés se jugaba mucho en la casa del eterno rival. Fiel a su apuesta por Casemiro, al que ha convertido en un futbolista clave en el engranaje del equipo, el técnico blanco terminó de ganarse el crédito y la confianza suficientes como para seguir al frente del Real Madrid la próxima temporada.
El Clásico debe suponer el comienzo de un nuevo Real Madrid, con corazón, garra y orgullo. La afición puede perdonar que se juegue mejor o peor, pero lo que no tolera bajo ningún concepto es la falta de actitud. Con la Champions y el Wolfsburgo a la vuelta de la esquina, el conjunto blanco tiene una buena ocasión para demostrar que el duelo del Camp Nou no es flor de un día y debe volver a ser el equipo que quiere todo el madridismo.