El miedo a irse del Madrid
El verano del Real Madrid, sin fichaje de relumbrón, se ha caracterizado por las ampliaciones de contrato de varios de sus integrantes. La principal, y también primordial, ha sido la de Ramos. Dos meses llenos de especulaciones y habladurías que al final han terminado por el buen camino, con el central vistiendo la camiseta blanca hasta 2020.
Ese proceso quizá podría haberse llevado por otros cauces, en especial cuando salió la figura del Barcelona y el rumor de que el jugador era un baza electoral de uno de los candidatos a la presidencia del conjunto azulgrana. Faltó en ese momento que el propio Ramos saliese para negarlo, pero eso es harina de otro costal.
Una vez renovados los pilares del equipo, y con la llegada de nuevos jugadores como Danilo, Casemiro o Kovacic, queda por resolver el tema de las salidas. A falta de 10 días para el cierre de mercado, Benítez tiene demasiada gente aún, lo que complica la puesta de largo de Gijón dentro de un par de días.
Jugadores como Lucas Silva, Illarramendi o Coentrao no tienen sitio en el Madrid. Los dos primeros, porque Kovacic y Casemiro serán los suplentes de Kroos y Modric, y el tercero, porque lleva una temporada y media totalmente desapercibido y sus partidos se cuentan con los dedos de una mano de Doraemon. El principal problema es que ninguno quiere irse, o bien quiere apurar hasta el último minuto tratando de lograr que el Madrid dé marcha atrás y decida finalmente quedarse con ellos.
Ese canguelo de marcharse de Concha Espina tiene que ser erradicado de una vez por todas. Queda claro que jugar en el Madrid es lo más grande y el sueño de cualquier futbolista, sea español, croata o de Kazajistán. Sin embargo, si no vales, no puedes estirar tu estancia al amparo de un "quizás". Illarramendi, al que se le lleva esperando dos temporadas, le queda grande el club, el estadio y la afición. Necesita marcharse y reencontrarse con su fútbol, y quién sabe si volver una vez superado ese pánico al Bernabéu.
Lo mismo ocurre con Lucas Silva, cuya condición de extracomunitario le impide quedarse en el Madrid. Necesita volar, foguearse al estilo Casemiro y volver en una o dos temporadas, con la doble nacionalidad en un brazo y con kilómetros y experencia en Europa en sus dos piernas. Vender es difícil, y más en un equipo como el Madrid, pero más difícil es tratar de buscar equipo comprador y además tratar con los jugadores como si fueses niños pequeños a los que les da miedo irse del parque de sus sueños pensando que jamás volverán..