El WiFi en Barcelona
Veintidós partidos después volvieron a Madrid los debates y la crítica inherente a la derrota. La intensidad y preparación del partido por parte del Valencia, la soledad de Kroos en el medio campo ante la población masiva que ejecutó Nuno en la misma zona del césped como consecuencia del 3-5-2 que alineó y la poca verticalidad de las ayudas externas a los delanteros - que tampoco tuvieron su mejor día - precipitaron una derrota que tarde o temprano tenía que producirse.
Ancelotti quitó hierro al asunto porque por las reacciones parecía que, después de la derrota, el que para algunos era un récord inservible y anecdótico se convirtiera en un histórico registro donde el Madrid había fracasado. "La derrota de hoy tenía que llegar tarde o temprano. Lo hemos hecho muy bien antes de esta derrota y lo vamos a hacer muy bien después de la misma. No vamos a olvidar lo que hemos hecho", comentó el técnico italiano en rueda de prensa.
La derrota del Madrid restauró el WiFi en Barcelona, tantos días después, – duró abierto unas cinco horas, lo justo para que los culés salieran de la cueva tras 22 jornadas en off y volver a esconderse hasta Dios sabe cuándo tras perder en casa de la Real - y provocó las eufóricas celebraciones en la España anti-madridista después de permanecer tanto tiempo en la sombra. Los valencianistas no vivían tal satisfacción en Mestalla desde el último trofeo Naranja y parecían celebrar los títulos que el Madrid consiguió en su mismo campo en el año que acabamos de despedir. Por mucho que se empeñen y pongan el partido del Atleti en Copa como consumación de la crisis madridista por perder una de veintitrés ni borrarán la racha del Madrid ni perpetuarán el cenicismo en la capital.
La derrota duele más [o menos, según se mire] al haber pinchado el Barça en Anoeta gracias al ataque de entrenador que le dio a Luis Enrique empeñado en demostrar carisma por encima del bien del equipo dejando en el banquillo a Neymar, Piqué, Alves y Messi. Si el Barça pincha y Ancelotti reserva a Cristiano, Bale, Ramos y Carvajal me planto en el Bernabéu y no me voy hasta que no dimita.