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En un país civilizado, 'El Clásico' se jugaría

de Diego Fuentes

Desde el pasado mes de julio se conocen las fechas de las 38 jornadas de LaLiga. 'El Clásico' de la primera vuelta, que "casualmente" nunca aterriza en agosto o septiembre, fue emplazado para el 26 de octubre, o lo que es lo mismo, para la 10ª jornada. Es obvio que a los tentáculos de las poderosas y ambiciosas corbatas que tejen a su antojo las redes del fútbol español no les interesa un Real Madrid-Barcelona o viceversa con la competición en ciernes, dado que la situación clasificatoria no es definitoria ni congregaría la misma atracción por parte de las masas. Conspiraciones aparte, aquí las consecuencias. 

El pasado lunes, el Tribunal Supremo dio a conocer la sentencia del 'procés'. Era un ejercicio estratégico para evitar las irreverencias. El dictamen se filtró a lo largo del fin de semana, pero difundiéndolo en un día laborable, los menesteres de los ofendidos impedirían unas revueltas que en cambio, ya se prolongan desde la noche del primer día de la semana. Casi siete días de barricadas vespertinas, pelotas de goma y enfrentamientos entre grupos independentistas y de extrema derecha incendian un país cuyas lágrimas no pueden sofocar el fuego.

Y con más de una semana de antelación, nadie confía en garantizar la seguridad de un partido pactado para el disfrute asiático. Soluciones improvisadas para superar el embrollo como aplazar el encuentro o alterar el orden de los campos solo adulteran la competición y evidencian con mayor nitidez la imagen díscola y cómica que proyecta España. Por no hablar de todos aquellos afectados que ya tuvieran su viaje programado. Pero mientras se hable de la situación política en Cataluña, nadie pondrá el foco en unas interminables elecciones, ahora en noviembre. O en unos pensionistas que viven en la más absoluta incertidumbre. Sin ir más lejos, el 21 de noviembre de 2015 se disputó el Real Madrid 0-4 Barcelona con los atentados de París grabados en la retina. La barbarie que aterrorizó a Francia amenazaba con calcarse en suelo español, pero el partido se jugó. Como también se celebró con normalidad el Mundial de Rusia pese a estar en la diana. Como tantos y tantos otros eventos que se desarrollaron con la más absoluta normalidad.


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