Fútbol y abono
Hace unos días leía la entrevista que Álvaro Arbeloa ha concedido a Jot Down hablando abiertamente sobre las muchas e interesantes vivencias que ha disfrutado en el Real Madrid. En una de las cuestiones, el salmantino hablaba de las relaciones en el vestuario y evitaba extenderse respecto a la situación de la suya con Iker Casillas, la que calificaba como profesional. Ahora pues, tras el partido del pasado domingo, Álvaro e Iker supuestamente no se saludaron en el banquillo.
¿Tanta importancia tiene que dos jugadores de un equipo de 25 no se lleven bien? Ha quedado claro que algo pasó entre ambos en estos últimos 2 años, pero para conocerlo deberemos esperar a la Autobiografía del lateral, porque el cancerbero no creo que sea tan políticamente incorrecto como para contarlo todo (ojalá me equivocase).
Ante tanta distancia entre pesos pesados del vestuario blanco, uno podría pensar: ¿A dónde fue la idea de todos a una como un equipo? Lejos queda ya la unión total continuada en el tiempo, y los que aún creen en ello, con todos mis respetos, se están auto-engañando; hoy en día, un par o tres de años buenos como grupo y para de contar.
Con las palabras de Arbeloa, queda claro que cada día el fútbol es más y más individualista; cada cual a sus 'negocios', como en la NBA o el béisbol en Estados Unidos. Precisamente, en tierras norteamericanas he podido comprobar de primera mano que hay auténticas estrellas que ni se dirigen la palabra pero que después saltan al campo y lo dan todo por el equipo. ¿Qué pasa con los fans? Que lo saben, lo aceptan y no se creen el abono que pueda liberar de vez en cuando la prensa, sólo quieren que su equipo gane.
Entonces, y según esto, ¿deberían los aficionados madridistas olvidar los roces de vestuario y pensar únicamente en los títulos? Un SÍ rotundo; lo idílico ya no está de moda. ¿Y por qué sale todo esto a menos de 2 semanas para el partido más importante del Real Madrid en más de una década? Será para esparcir un poquito de abono. Lo mejor de todo esto: que por suerte huele cada vez menos.