Han normalizado lo que siempre ha sido anormal
No se puede tener una semana tranquila en el Real Madrid. Después de lo que parecían brotes verdes en San Mamés, donde las lesiones ensuciaron el triunfo, en la vuelta al Santiago Bernabéu tras 36 días de inactividad, se volvió a dar una pésima imagen. Más allá del lamentable arbitraje de Quintero González, quiero centrarme en el fútbol. Porque seamos sinceros, podríamos haber estado 45 días más con 11 jugadores, y jamás habríamos metido un solo gol. Esa es la dura realidad de este equipo
ESTE NO ES MI REAL MADRID
Hace no demasiado tiempo, en Concha Espina lo normal era que el Real Madrid ganara, venciera, convenciera o por lo menos que hiciera sentir orgulloso a la afición. Pero desde hace año y medio, entre que este equipo ha perdido el carácter, le falta fútbol, y da la sensación de no sentir o padecer, han conseguido que el madridismo normalice, que llegue el Celta a tu casa, te baile, y te gane sin miramientos. Aunque suene a mensaje populista, es inadmisible, sobre todo por la institución a la que representan.
Cansa, aburre, da impotencia y te provoca tener pocas ganar de ver el siguiente encuentro. Eso lo ha conseguido el último Real Madrid de Carlo Ancelotti y el primero de Xabi Alonso. Hay un problema que va más allá de lo futbolístico o de la relación que tengan ciertas piezas de ese vestuario con el actual entrenador. Se ha de admitir de una vez por todas que la famosa transición de jerarcas no se ha hecho bien, porque en lugar de eso, se han traído y criado a jugadores que creen haberlo conseguido ya todo. Y así es muy difícil ir a ningún lado.