Cómo no te voy a querer
Lo que anoche viví en el Santiago Bernabéu no tiene precio, ni adjetivos. Otra remontada en los últimos minutos, cuando todo parecía perdido; una nueva gesta impresionante, solo al alcance del Real Madrid. PSG, Chelsea y Manchester City aún deben estar preguntándose qué narices hay que hacer para acabar con este equipo, que nunca se rinde, que siempre lucha hasta el final y que no da nada por perdido.
Pase lo que pase en la final de París, lo que he vivido esta temporada en Europa no lo voy a olvidar jamás. Esos momentos de locura, de euforia desmedida con el corazón a mil por hora... Lo que están haciendo Carlo Ancelotti y sus jugadores, esos a los que muchos ya habían retirado y esos que no tenían futuro en la élite, es algo sobrenatural; un recital de coraje, pundonor y sacrificio. Con una fe inquebrantable, la misma que tenían sus aficionados en el descomunal recibimiento al autobús, se han cargado a tres clubes-estado de la forma más heroica posible con tres remontadas históricas que son la envidia del mundo entero. Por esos momentos, por esas hazañas increíbles y las que vendrán, por esa enorme alegría... cómo no te voy a querer. ¡Gracias por existir, Real Madrid!