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Convertir a Gvardiol en un central de época no parece complicado

de Felipe Olcina
Florentino Pérez, Real Madrid

Josko Gvardiol, Jude Bellingham, Endrick, Kylian Mbappé, Vinicius y Erling Haaland. Todos tienen algo que ver con el Real Madrid. Han sido o son objeto de deseo del club. En el viejo continente, pocos o ninguno rastrea el mercado como el Real Madrid con Juni Calafat a los mandos del timón. Nadie descubre hoy a Kylian Mbappé o Erling Haaland está claro. Sin embargo, si de algo puede presumir el Real Madrid es de haberse adelantado a tantos otros por joyas que muy cotizadas más pronto que tarde. Empezando por Vinicius, Camavinga, Tchouaméni y ahora, Endrick. 

El club quiere una dulce transición. No es fácil después de que el aficionado madridista haya disfrutado del equipo más laureado en los últimos años, pero no hay imposibles en el conjunto blanco. Florentino Pérez y compañía trabajan desde hace tiempo en esta transición. Saben que suceder a Luka Modric llevará tiempo y dinero. Quizás nunca se pueda igualar el nivel que ofreció el croata, pero Bellingham tiene todo lo que un futbolista necesita de primeras para poder acercarse en el imaginario madridista al disfrute que causa cada 90 minutos del croata por el Bernabéu.

La competencia es feroz. El dinero se reproduce a mayor velocidad en otros países, tienen licencias que en España no se permiten y contratos de publicidad contra los que no se pueden pelear, pero el Real Madrid no se rinde. Lo mismo ocurre con Gvardiol. Otro croata nacido para ganar. Sus números en Qatar confirman lo poco que habíamos visto suyo en Alemania. Un central a la vieja usanza. Sin miedo a salir de marca, seguro al corte y con unas condiciones físicas para encandilar al Bernabéu.

Será cuestión de lo rápido que se mueva, otra vez, el Real Madrid. Convertirlo en un central de época no parece complicado. Si llega tiene un entorno adecuado para ello con Courtois bajo palos además de Militao y/o Alaba a los costados. Uno casi siempre es dueño de su destino y Gvardiol debe saber que se gana en muchos sitios, pero en ninguno se gana tanto como jugando de blanco. Gvardiol debe ser una prioridad, convencer a un jugador de vestir la camiseta nunca fue complicado.


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