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Esto es el Real Madrid

de Diego Rivero Mosqueda
Real Madrid de baloncesto

No hay Real Madrid de fútbol o de baloncesto, hay Real Madrid. Una camiseta blanca, un escudo redondito y muchas Copas de Europa. Ya lo decía Itoudis, el entrenador del CSKA ayer, que no importaban las bajas del equipo de Pablo Laso, esta vez entrenado por Chus Mateo, que el ADN y el coraje de este equipo iba a luchar hasta el final. Y lo hizo, en otro alarde de valentía y de sobreponerse a las circunstancias, con tan solo seis jugadores jugadores del primer equipo y tres juniors, que, aunque sean unos proyectos muy interesantes a seguir y tener en cuenta, no estaban físicamente al nivel de un equipo ruso que se caracteriza por ello. Aún así, Urban Klavzar, de Ljubliana, tuvo la muñeca caliente en los momentos que hubo de tenerla, y aunque lleve el 7 a la espalda y metiera sus tres primeros puntos desde un triple en la esquina, no hay que compararlo con Luka Doncic. El pequeño base-escolta sufrió en alguna defensa por estatura y físico, pero en ataque supo jugar de forma inteligente, como Sediq Garuba, el hermano de nuestro Usman, que fue una pesadilla defendiendo a los rusos.

Esto es el Real Madrid y como bien ha dicho Walter Tavares, mejor jugador ayer, la cultura del equipo blanco es nunca rendirse y luchar hasta el final. Algo que empapó a Nigel Williams-Goss que por fin está encontrando su tono, y con 34 minutos que se jugó, destrozó el partido a placer. En la historia hay momentos que valen más que un título, por la moral y por lo que representan estos valores que, sin duda, comulgan a la perfección con los que el deporte nos quiere mostrar. La vida, como este conjunto, trata de intentarlo hasta que no se pueda hacer más, porque como dijo un viejo amigo: "Cuando te rindes, tus sueños y todo lo demás se han ido".


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