Florentino es el Mesías que tanto tiempo estuvimos esperando
Florentino Pérez es el arquitecto del Real Madrid moderno, tal como lo fue don Santiago Bernabéu en todos sus años de mandato. El ser superior, que dijo Emilio Butragueño en su día, ha construido lo que parece que va a ser el club más dominador en esta próxima década. Y tiene mérito, aunque desde una parte del madridismo no se valore lo que ha realizado, pese a todos los títulos conseguidos y la situación económica tan positiva en la que deja a la institución tras cada informe de cuentas anual. El presidente es un Elegido de Dios, uno de los tantos que cada siglo nos regala la vida y marcan la diferencia allá donde viven. Tanto por la calidad de su trabajo como por la brillantez de sus ideas, crean una época nunca antes repetida.
El Mesías de cada religión, o uno de los guiadores, como le gusta decir a Sison, ese es Florentino. Tengo claro que iría a una guerra si él fuese mi general, solo porque sé que ganaríamos, y porque merece la pena librarla si es para defender al presidente del Real Madrid de todos los males que intentan hacer caer a mi equipo. Ni países, ni fronteras, tan solo la camiseta blanca para unificarlos bajo un mismo destino, como el Anillo Único de Sauron, al que solo esta grandísima y pura institución podría tornar al lado bueno. El club blanco es lo que es, un escudo redondo con muchas Copas de Europa, pero también es universal, y todos los madridistas estamos representados ahí. En parte es gracias a él, y estaré eternamente en deuda con su labor, porque me ha dado una razón más por la que seguir viviendo.
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