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La corrupción del Barça, en su máximo esplendor

de Diego Rivero Mosqueda

No es ningún secreto que la Liga Española lleva arreglada desde 1992 y los Juegos Olímpicos de Barcelona, aunque muchos se empeñen en negarlo, una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad. Si bien para España fue un gran año, ya que también se celebró la Expo en Sevilla, no lo ha sido a futuro para el fútbol y su limpieza. De hecho, el propio Jesús Gil, expresidente del Atlético de Madrid, lo dejó caer en su día, con más seriedad que broma.

Ayer, De Burgos Bengoetxea cometió otra tropelía, aunque también se le puede llamar "cumplir con su cometido a cambio de algo concreto". Puede ser pitar una final de Copa del Rey, o asegurarse ser el árbitro principal de 'El Clásico' o un derbi ante el Atlético de Madrid. Porque así funciona España, el Comité Técnico de Arbitros y cualquier institución política y pública. Dos goles, aparentemente legales, y un penalti no pitado es el gran resultado que se llevó el trencilla del Sánchez-Pizjuan, donde sólo ganó el equipo que realmente le interesa, tanto a él como a sus jefes: el F.C Barcelona.

Al final, el mundo está lleno de decisiones que tomar y, al igual que la "call" de Baron Nashor impidió a Faker ganar su cuarto Campeonato Mundial con T1, el equipo de su vida, los blaugranas tomaron la inteligente y corrupta decisión de comprar todo el sistema del arbitraje español. Cada uno, con sus elecciones, determinan su propio futuro, aunque los catalanes, por gracioso e inverosímil que suene, echaron por tierra el de todos los equipos de España.


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