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La noche más madridista de los últimos años

de Alejandro Alonso
Rodrygo Goes, Real Madrid

Llega el periodo navideño y con él las típicas reflexiones de final de año. También es tiempo de marcar propósitos para 2023, un año que en clave madridista está marcado en rojo por la inauguración del nuevo Santiago Bernabéu. Un servidor ha tenido el privilegio de asistir a muchos partidos en el templo merengue durante los últimos 12 meses. Por suerte aún no he presenciado ni una sola derrota, aunque hay empates que son más que dolorosos. Sin embargo, jamás se me borrará de la memoria una noche en la que todo el madridismo ganó la Champions League más épica de la historia. No, no me refiero a la final de París contra el Liverpool, sino a la vuelta de semifinales contra el Manchester City de Pep Guardiola.

GRACIAS, REAL MADRID

Un servidor fue al Santiago Bernabéu con un pensamiento bastante pesimista. El City había sido infinitamente mejor en la ida y no daba ni un duro por el Real Madrid. Aún así, los nervios de la Champions me hacían presagiar una noche diferente, no sé si para bien o para mal, pero diferente iba a ser. Me senté al lado de unos periodistas italianos que daban como favoritos a los de Ancelotti. Pensé que era por su colega transalpino, pero posteriormente me di cuenta de que fuera de España entienden mejor el madridismo que en tierras patrias..

El partido no fue especialmente bueno para ninguno de los dos equipos. El Real Madrid intentaba atacar, pero apenas generaba peligro, ese que tuvo el club dirigido por Pep Guardiola en determinados momentos del tiempo reglamentario. Todo parecía poder cambiar en la segunda mitad, pero no fue así. El 0-0 se mantenía en el electrónico hasta que Mahrez, con su zurda mágica, reventó las redes de Courtois. En ese momento dejé de estar nervioso. Todo había acabado y el Manchester City iba a acompañar al Liverpool en París. Sin embargo, y para sorpresa de todos los periodistas, los aficionados madridistas se levantaron de sus asientos para elevar a los jugadores tras el duro varapalo. Es algo más propio de una película que de un partido de fútbol, pero en el Real Madrid pasan cosas inexplicables.

Tan inexplicables como que los tacos de Courtois y las botas de Ferland Mendy evitaron que los ingleses se pusiesen 0-3. Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no fueron ellos los que evitaron la goleada, sino la propia divinidad Real Madrid. Unos lo llaman flor, otros suerte... pero muy pocos entienden todavía de lo que está hecho esta entidad.

Llegaba el minuto 90 y el Real Madrid seguía sin atacar prácticamente nada hasta que apareció la reencarnación de Raúl González y Carlos Alonso Santillana. Rodrygo Goes hizo valer su amor por la elástica blanca con dos goles en apenas 90 segundos. ¿Para qué intentarlo antes? Al fin y al cabo, la moneda siempre cae del mismo lado. Antes del segundo el madridismo alzó el gritó al anunciar por megafonía "tiempo de añadido: seis minutos". Los jugadores no lo sabían, pero ya habían ganado la Champions League aun estando eliminados en ese momento.

Benzema hizo el 3-1 y las lágrimas llegaron a los ojos de millones de madridistas. Pitido final a una de las noches más madridistas de la historia. En ese momento me di cuenta de que no, no hay nada más grande que ser del Real Madrid.

Feliz Navidad, madridistas.


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