Lautaro está en la agenda y la solución puede estar en el propio Real Madrid
Real Madrid y Lautaro Martínez, dos nombres que vuelven a sonar juntos y al unísono en la actualidad futbolística. Parece que por puro postín, y es que desde que echó a andar la temporada hasta antes de la colosal actuación del argentino en el Di Stéfano, las rotativas ya no imprimían tanta tinta especulando con este matrimonio. Sobre todo porque en Serie A, Lukaku le estaba robando todos los focos con 5 goles, por los 3 que suma el ex de Racing de Avellanada en un irregular arranque de los italianos. Mbappé y Haaland eran a todas luces las prioridades en la nave madridista, pero el buen hacer del punta del Inter en firme madrileño ha reavivado una llama que también aviva el Barcelona. Su renovación con los de Lombardía puede cerrarse pronto, aunque la posibilidad de que se incluya una cláusula de rescisión por si vienen los conquistadores españoles denota que el delantero no haría ascos a un cambio de aires, sea con destino a la capital de España o a la Ciudad Condal.
Sin embargo, mirando a través de los prismáticos del Real, suena extraño, casi frívolo, pensar en una nueva inversión tras desembolsar 60 millones en Jovic hace tan solo un año y medio, y lo que es peor, después de que se le haya visto tan poco. El serbio ha tenido más focos esta temporada de los que acostumbra a darle Zidane, y ha estado presente en las victorias ante Betis y Valladolid y en las debacles ante Cádiz y Shakhtar. Fue a partir del descalabro ante los ucranianos cuando desapareció para el preparador marsellés, y al futbolista balcánico ya no se le ha vuelto a ver en los cuatro partidos siguientes: no jugó en el clásico, tampoco ante el Borussia Mönchengladbach, ni ante el Huesca y tampoco contra el Inter. Ni un minuto de 360' para el joven de 22 años, que si bien no ha visto portería en lo que ha jugado esta campaña, menos la va a ver si no logra la continuidad necesaria para quien vive del gol. Sus estridencias extradeportivas tampoco son el mejor aliño, como no lo son para Mariano sus devaneos con las lesiones y su obcecación por quedarse. Es verdad que estaba avisado, pero el plantón de su entrenador después de echar el lazo al último Madrid-Barça en el Bernabéu nada más saltar al campo y sin confianza no es el mejor agradecimiento. El banquillo le debe una, pero todavía no ha debutado en el presente ejercicio. Antes de buscar fuera, sería inteligente ver si encaja lo de dentro.