Marcelo y las cosas del querer
Me asaltaron muchos pensamientos al ver a Marcelo sobre el césped a pocos minutos de volver a pasar a la historia. Soy lo que llaman hoy en día un 'fanboy' del brasileño. Llegó al Real Madrid y enseguida me llamó especialmente la atención. No contaba mucho para sus primeros entrenadores, algo que obligó al club a valorar su posible cesión fuera de Concha Espina. En lugar de aceptar para salir en busca de minutos, Marcelo decidió quedarse. Desde ese momento me ganó.
Histórico
Puede sonar muy sentimental o como quieran llamarlo, pero no habrá otro como él. Llegó y enseguida se hizo querer por todo el madridismo gracias a Roberto Carlos. Coincidieron solo una temporada, pero fue suficiente para comprobar la amistad y el buen rollo entre ambos. Sin duda alguna, y creo que muchos lo pensamos, son los dos mejores laterales izquierdos de la historia del Real Madrid y probablemente también del fútbol en general con permiso de un tal Paolo Maldini.
Crecer es aprender a despedirse
Aquí no van a encontrar una lista con todos sus éxitos, eso nos los sabemos mejor que nadie. Ha ganado mucho y todo ello sin decir una palabra más alta que la otra. ¿Renovar? Cuando quiera el club. Sus gestos esta temporada le han catapultado hasta el Olimpo en el corazón de todos los aficionados del Real Madrid. Él sabe que Mendy e incluso Nacho parten por delante de él en el lateral izquierdo, pero no por ello se enfada ni filtra información interesada contra sus compañeros. Tras el partido de Alcoy dijo una frase que caló muy hondo: "Este club me ha dado todo y juegue lo que juegue voy a dar siempre el máximo".
Ayer antes de entrar al césped dio otra clase magistral de madridismo. Mientras algunos jugadores miraban el partido con cara de enfado y hastío por estar en el banquillo, él sonreía con cada jugada bien ejecutada por sus compañeros y la que es su familia. Metió el segundo Benzema y Marcelo saltó como si tuviese muelles para celebrarlo. Ojalá se pueda marchar de aquí como lo merece: ser el madridista más ganador de la historia. Sin críticas ni malas caras, el club por encima de todo. Eso es el madridismo.
Ya saben como son las cosas del querer:
"No tienen fin ni principio
Ni tiene cómo ni por qué"