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Tarde o temprano, el trono llegará

de Javier Rubiano
Vinicius, Real Madrid

El Balón de Oro sigue dando que hablar. Han pasado ya varios días desde que Rodri se alzó sorprendentemente con el galardón, desatando una ola de críticas por parte de muchos futbolistas que defendían la candidatura de Vinicius. No es para menos, teniendo en cuenta todos los méritos individuales y colectivos que cosechó el carioca el curso pasado. 

Vinicius me recuerda a personajes históricos como David, el joven pastor que venció a Goliat y llegó a ser rey contra todo pronóstico. Al principio, nadie esperaba que David tuviera una oportunidad contra el gigante filisteo, pero su fe y constancia lo llevaron a la victoria. De la misma manera, el brasileño ha enfrentado escepticismo y críticas desde la primera vez que puso un pie en la capital de España, pero ha respondido con actuaciones brillantes y una mejora constante.

El camino hacia la cima nunca es fácil, y Vinicius lo sabe. Su talento es innegable, pero su verdadero poder radica en su capacidad de levantarse tras cada caída, de demostrar que cada crítica es un impulso para superarse. Así lo lleva haciendo más de seis años, el tiempo que lleva defendiendo el escudo del Real Madrid. En un mundo donde el reconocimiento a veces tarda en llegar, Vini está decidido a demostrar, con cada gol y asistencia, que merece ser reconocido como lo que ya es: el mejor futbolista del planeta.

Como David, que pasó de ser un pastor subestimado a un rey venerado, Vinicius tiene la capacidad de trascender las expectativas y alcanzar la grandeza. Es más, ya lo ha hecho. Su mensaje es claro: el trono puede esperar, pero él no dejará de luchar hasta llegar a él. Y cuando lo haga, todos sabremos que fue el resultado de su esfuerzo, constancia y pasión inquebrantable.


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