Tres goles en balones por alto y un problema que se repite

"No tenemos un equipo muy alto. Tchouaméni y Rüdiger son altos, pero los laterales no, y hemos sufrido y vamos a sufrir", señaló Carlo Ancelotti tras el último partido del Real Madrid en Vallecas, donde los blancos recibieron tres goles en balones por alto. El primero, un centro colgado desde la derecha, directo al segundo palo, culminado por Unai López completamente solo ante la descoordinación de la defensa merengue y, en especial, de un Lucas Vázquez que descuidó su espalda. Posteriormente, tras un saque de esquina, Mumin volvió a aprovecharse de la fragilidad defensiva de los madridistas para firmar el 0-2. Y, finalmente, el Rayo logró empatar y el definitivo 3-3 después de un centro-chut de Lejeune que Isi logró desviar en el momento justo para perforar la portería de Courtois.

Tres goles en tres centros que pusieron de manifiesto un problema que ya la temporada pasada se vio en Chamartín. ¿Se acuerdan del 3-1 del año pasado en el Metropolitano? ¿Cómo llegaron los goles? Pues fueron tres centros y tres goles de cabeza. En aquella ocasión, Fran y Lucas también ocupaban los laterales. ¿Quiere decir esto que hace falta cambiar las bandas? Puede ser. Quizá el fichaje de Alexander-Arnold (1,75 metros) sea más prioritario de lo que parecía. O puede también que haya que hacer un reajuste en las ayudas a los laterales en los centros.

Fuera como fuere, Ancelotti tiene ahí un viejo problema que deberá resolver para reconducir una temporada con demasiados altibajos y con muchas dudas. Si se quiere optar a los grandes títulos, hace falta blindar la portería (16 goles en contra en los últimos 10 enfrentamientos), empezando por los laterales. Tiene tarea Carletto estas navidades y puede que también durante el mercado invernal. Asimismo, déjenme terminar con otro problema que se repite demasiado últimamente: como en San Mamés, al Real Madrid se le privó de un penalti a favor clarísimo (patada de Mumin a Vinicius) en Vallecas, algo repetitivo también que preocupa más si cabe en una competición cada vez más manchada por culpa de este tipo de escándalos.